El Rincón de Goya es uno de los mejores ejemplos arquitectónicos del movimiento moderno en España y el primer edificio racionalista que se construyó en Aragón. Fernando García Mercadal tenía sólo 32 años cuando en 1928 el Ayuntamiento de Zaragoza le encargó que levantara un edificio en memoria de Francisco de Goya.
Se concibió como centro cultural y educativo con una sala de exposiciones y una biblioteca pública y su importancia radica en el hecho de ser una de las tres primeras obras que iniciaron el movimiento moderno en España.
El arquitecto, que acababa de terminar sus estudios en la Escuela Técnica Superior de Charlottemburgo en Berlín (1926) y en el Instituto de Urbanismo de la Sorbona en París (1925-1927), se había relacionado con arquitectos vanguardistas como Le Corbusier o Gropius y concibió una obra avanzada para su época, que rompía totalmente con el academicismo y el neomudéjar historicista que imperaba entonces en Aragón.
El pequeño edificio fue construido dentro de un anfiteatro natural bordeado por la ribera del río Huerva y limitado por una doble fila de árboles en el Parque Grande José Antonio Labordeta.
Para su diseño, García Mercadal siguió los principios de Le Corbusier, que consideraba la arquitectura una obra de arte en sí misma, un fenómeno de emoción en el que se otorgaba una gran importancia a compaginar la parte estética y la técnica.
Este edificio, de factura austera y sin pompa y ornato, se abría a un jardín, formando un conjunto arquitectónico y paisajístico unitario en el que ambos, espacio ajardinado y edificación, guardaban estrecha relación y semejanza formal y distributiva en su composición.
El edificio está construido en hormigón y muros de ladrillo revocados y cubierta plana. Consta de tres cuerpos de alturas y espacios desiguales, reflejando su disposición interna, en la fachada principal destaca un cuerpo bajo y corrido que unificaba todos los volúmenes gracias a un pórtico adintelado adosado a la pared y que rompía su ritmo únicamente para marcar el punto de acceso.
Durante el mes de mayo de 1928, Le Cobusier se encontraba en Madrid impartiendo conferencias dentro de un gran revuelo mediático, y de camino a un acto de su gran discípulo Josep Lluís Sert en Barcelona realizó una brevísima parada en la estación de trenes de Zaragoza. Aunque García Mercadal fue a su encuentro y le invitó a conocer el Rincón de Goya, Le Corbusier no pudo visitarlo.
El inmueble, de carácter sobrio y líneas puras, fue mal acogido por la sociedad zaragozana de entonces.
En 1945, el edificio fue cedido a la Sección Femenina del Movimiento, que trasformó su apariencia de forma radical. Posteriormente pasó a ser el Colegio Público San Benito. En 1983 se le devolvió su aspecto original.
En la actualidad alberga un colegio de educación especial que presta servicio a 70 niños.
Dirección: En la unión de la Avenida de los Bearneses y el Paseo de Manuel Azaña, en el Parque José Antonio Labordeta