El Teatro Principal de Zaragoza es el espacio de referencia en la ciudad para representaciones teatrales y otros espectáculos en vivo. La danza, lírica y el teatro del panorama nacional e internacional se suben a las tablas de este edificio que tiene mucha historia detrás. También es el escenario perfecto para conciertos de todo tipo de música, desde jotas a rock.
Es cierto que con el surgimiento de otros grandes auditorios en las últimas décadas, ya no es el único escenario de la ciudad, pero sigue siendo el más prestigioso y por supuesto el que tiene un mayor encanto.
El Principal tiene un gran valor simbólico para Zaragoza; es el teatro que permanece en activo más antiguo, relevante y querido de la ciudad, testigo mudo de los acontecimientos y cambios experimentados por la sociedad zaragozana desde su inauguración en 1799 hasta nuestros días.
La afición de los zaragozanos por el teatro se manifiesta desde el nacimiento de la ciudad. Desde el Teatro Romano, construido en el siglo I y cuyos restos se encuentran en la calle Verónica, los teatros han formado parte de la vida cotidiana de la capital del Ebro.
A mediados del siglo XVI se construyó en el actual emplazamiento del Banco de España El Corral de Comedias del Coso, el primer teatro permanente en nuestra ciudad y el antecesor directo del Teatro Principal.
Tras numerosas reformas, el viejo edificio fue sustituido, en febrero de 1771, por el nuevo Coliseo de Comedias de Zaragoza. Este edificio de madera fue destruido por un pavoroso incendio acaecido el 12 de noviembre de 1778, en la representación de ‘La Real Jura de Artaxerjes’ por una compañía de cómicos italianos en gira por España. En la tragedia murieron 77 personas y constituyó, sin duda alguna, la página más negra de la historia teatral de Zaragoza.
La ciudad se quedó sin un lugar para acudir y pasar el rato viendo representaciones teatrales.
La demanda ciudadana hizo que el palacio de La Lonja fuera habilitado para las representaciones mientras se decidía levantar un nuevo Coliseo en el terreno de los Graneros, justo enfrente de dónde se situaba la Corrala desaparecida, que sería el actual Teatro Principal.
Se encargó el proyecto al arquitecto Agustín Sanz (el mismo que diseñó la Puerta del Carmen) aunque, pese a algunas referencias erróneas, el proyecto de Sanz nunca llegó a realizarse.
Fue finalmente el proyecto de un tramoyista de la compañía que actuaba entonces en La Lonja (sí, porque la Lonja fue durante varias décadas un espacio teatral), Vicente Martínez, el que culminó en el nuevo Teatro inaugurado un 25 de agosto de 1799 y que se llamaría Principal a partir de 1853, para diferenciarlo de otros que comenzaban a aparecer en la ciudad por estas fechas.
Su diseño adaptaba una fórmula de transición entre los corrales de comedias y los teatros a la italiana. El escenario y la sala, en forma de U, ocupaba la totalidad del solar sin apenas espacios secundarios, y se inauguró con una capacidad de 1.600 espectadores.
A lo largo de sus más de dos siglos de existencia ha sido objeto de varias intervenciones para su consolidación, ampliación y mantenimiento.
Tras su inauguración y hasta 1820 se realizaron pequeñas modificaciones, por ejemplo, la fachada se pintó al fresco y se instalaron varios balcones. Tras sufrir las consecuencias de Los Sitios de Zaragoza, en 1815 se procedió a redecorar los elementos que se habían visto afectados. También se confeccionó un nuevo telón y se instaló un taller de pintura para ir mejorando las estancias secundarias del teatro y los servicios.
En 1828 se produjeron las primeras actuaciones importantes con motivo de la visita al teatro de Fernando VII. Se realizaron obras de mantenimiento y reparaciones, además de mejorar la pintura decorativa tanto exterior como interior.
En 1858, José de Yarza realizó un importante cambio en la fachada principal del teatro que da al Coso. En el interior, se volvió a decorar la zona de los espectadores y se reordenaron las localidades.
A mediados del siglo XIX, el Teatro Principal tenía problemas de goteras que ha sido uno de sus grandes inconvenientes a lo largo de los años. Y así, llegó la segunda gran reforma de estas instalaciones a cargo del arquitecto Ricardo Magdalena en 1890. Se inspiró en el Teatro La Scala de Milán convirtiéndo al Teatro Principal en una de las instalaciones culturales más prestigiosas de España.
De nuevo, se actuó sobre la fachada y en el interior, la nueva decoración dio importancia a las pinturas del escenario y de sus laterales. También hubo nuevos camerinos, pero la gran novedad de esta reforma fue la inauguración de la fachada del teatro por el lado de la Calle Don Jaime que aún sigue presente a día de hoy con las actuales taquillas. Esto fue posible gracias al derribo de un bloque de pisos adosado al teatro.
En los años 30 ya se hizo evidente que la instalación seguía necesitando reformas, pero la Guerra Civil pospuso cualquier actuación. La reforma fue inaugurada finalmente en 1940 con el diseño de Regino Borobio y José Beltrán.
Con esta obra se amplió todo el Teatro Principal, dotando a la instalación de un amplio vestíbulo que se conserva actualmente y la fachada pasó a tener un aspecto más moderno.
En los años 60, se dio mayor importancia a la Plaza Jose Sinúes y con ello, se rehabilitó también esta zona de la fachada del Teatro Principal que presentaba un aspecto mucho más señorial y cuidado que el actual.
La siguiente gran actuación fue ya en 1986 y quedó inaugurada en 1987, diseñada por José Manuel Pérez Latorre. Más que grandes cambios estéticos, en este caso, se trató de una reforma enfocada en la reparación de elementos de las fachadas o de los vestíbulos, además de proceder a modernizar infraestructuras como las escaleras o los aseos.
A pesar de todas estas y otras intervenciones, podemos decir que la estructura original de 1799 se conserva idéntica en cuanto a la sala de espectadores se refiere. En la actualidad, el teatro tiene un aforo de unas 834 localidades.
Las magníficas pinturas de los techos son obras de los artistas aragoneses Joaquín Pallarés, Dionisio Lasuén, Emilio Fortún, Angel Gracia y Mariano Oliver.
El monumental telón fue pintado por Marcelino de Unceta en 1877.
El suntuoso hall, en el que tienen lugar diversos actos y sobre todo las presentaciones de los espectáculos, está presidido por el mural de Manuel Broto.
El piso de la planta calle se cierra al patio con un gran mural, alegoría del pintor Jorge Gay, visible junto con las columnas que sustentan cuatro grandes esculturas de Francisco Rallo. Todo el conjunto preside los camerinos principales.
En la parte superior de la fachada principal están las estatuas de las Musas del teatro: Melpómene, Thalia, Euterpe y Terpsícore. Fueron esculpidas por Francisco Rallo entre 1969 y 1970.
Para conocer los entresijos de este emblemático edificio zaragozano se ofrecen visitas guiadas.
También se puede comer en el Principal. Desde hace unos años el grupo El Cachirulo lleva el restaurante del edificio, que cuenta, a parte, con una cafetería en el hall.
Dirección: Calle del Coso, 57
Teléfono: 976 296 090
Sitio web: http://www.teatroprincipalzaragoza.com/