El Torreón de la Zuda es lo único que queda en pie de la Zuda, Azuda o Sudda, palacio de los gobernadores musulmanes y de los reyes de la taifa de Zaragoza.
Del 714 al 1118, Zaragoza fue una ciudad musulmana de nombre Saraqusta. De posición privilegiada y con una muralla defensiva famosa en el mundo musulmán; fue una ciudad de frontera importante, llegando a tener su propio reino, la taifa de Saraqusta.
Los musulmanes construyeron pegada a la muralla de la ciudad el alcázar en forma de fuerte que servía de residencia al gobernador de la ciudad y fue usada más tarde por el rey taifa como residencia de invierno. El Torreón de la Zuda, corresponde a la torre del homenaje del alcázar, edificada sobre uno de los torreones de la antigua muralla romana.
Tras la toma cristiana de la ciudad el 18 de diciembre de 1118 por las tropas de Alfonso I el Batallador, simbolizada con la toma del torreón, el edificio pasó a ser palacio real y sede de los reyes de Aragón.
Lo fue hasta el siglo XIII, en el que se comenzó a usar el palacio de la Aljafería.
En 1180 el rey Alfonso II de Aragón donó el antiguo alcázar a la Orden Hospitalaria de San Juan de Jerusalén, aunque manteniendo como suya la parte sur del edificio, al lado de la antigua puerta de Toledo.
A partir de entonces, se convirtió en un hospital conocido como ‘Zuda del Hospital’, donde los caballeros brindaban refugio a los pobres y enfermos. Además, los hospitalarios erigieron una iglesia dedicada a San Juan Bautista, aunque lamentablemente no se conserva en la actualidad.
También sirvió varias veces de cárcel real. Jaime I el Conquistador y su esposa Leonor estuvieron presos en La Zuda durante 1224, tras el levantamiento de la nobleza aragonesa.
A partir del siglo XIV, el edificio, que hasta ese momento había sido la sede central de la orden en la región de Zaragoza, se convirtió en la residencia del Castellán de Amposta, la máxima autoridad de la orden en Aragón.
En los siglos siguientes el edificio sufriría diversas modificaciones la mayoría de las cuales no están documentadas. La actual iglesia de San Juan de los Panetes, construida por orden del gran Castellán Vicente de Oña, fue terminada en 1725 y sustituyó a la antigua iglesia medieval. La torre, que está ligeramente inclinada, es del siglo XVI.
En 1835, el edificio fue abandonado tras la expropiación de los bienes eclesiásticos por el estado (desamortización de Mendizábal). En esa época el palacio era probablemente una mezcla abigarrada de estilos y añadidos que se integraba en las construcciones adyacentes.
En 1857, el príncipe don Francisco de Paula, Castellán de Amposta, permitió el uso del palacio por parte de las Religiosas Adoratrices, fundadas en 1856 por la Madre Sacramento, María Micaela Desmaisières López de Dicastillo, vizcondesa de Jorbalán. Las Religiosas Adoratrices se dedicaban a la protección de la mujer y más concretamente a ‘liberar y promocionar a la mujer oprimida por la prostitución’. Permanecieron hasta 1910, período en el cual se llevó a cabo la renovación del torreón.
En 1931 se comenzó con el derribo de una construcción que había perdido hacía años el relumbre por el abandono en que se encontraba desde 1914.
La demolición se culminó en 1937 con la ampliación de la avenida de Nuestra Señora del Pilar, manteniéndose los elementos que se pueden ver actualmente: las murallas romanas, el torreón y la iglesia de San Juan de los Panetes.
Su imagen actual es el resultado de la reinterpretación que Francisco Íñiguez hizo entre 1946 y 1952 de la fábrica precedente: cuatro cuerpos sobre el bajo y los invariantes propios de la arquitectura palaciega medieval.
Hoy en día se utiliza como oficina de turismo.
Al entrar al torreón, es posible contemplar los vestigios de la torre romana original a través del suelo de cristal.
Durante el horario de la oficina turística se pueden subir los cuatro pisos del torreón (no hay ascensor) y disfrutar de una de las mejores vistas de la ciudad de Zaragoza.
El Palacio de la Zuda es un testigo de la confluencia de culturas y periodos históricos que han dado forma a Zaragoza a lo largo de los siglos.
Y aunque ya no es posible recorrer sus pasillos o admirar su arquitectura en su totalidad, su historia perdura en los restos que aún se conservan.
Dirección: Glorieta de Pio XII esquina a Avenida César Augusto
Teléfono: 976 393 537
Horario: De lunes a sábado, de 10 a 14 h y de 16:30 a 20 h. Los domingos solo en horario de mañana.