La tecnología en las gradas de La Romareda: del clásico transistor al smartphone
La tecnología en las gradas de La Romareda: del clásico transistor al smartphone

La tecnología en las gradas de La Romareda: del clásico transistor al smartphone

Gracias a las cámaras indiscretas de programas como «El día después», muchos somos partícipes de las historias que se viven en las gradas de los estadios de fútbol, y lo cierto es que el aficionado no deja de sorprender. Si eres seguidor de este deporte y del Real Zaragoza, tienes diez citas en La Romareda de aquí a finales de 2019.

No obstante, si llevas un tiempo sin pisar uno de los templos de la ciudad, convendría que tuvieras en cuenta cómo están cambiando las costumbres tras la línea de cal y los banquillos para que, nunca mejor dicho, no te sientas en fuera de juego. Ahora mandan los smartphones y a la vez pierden fuerza los rituales que no perdonan los que peinan canas, porque así lo quieren las nuevas generaciones. ¿Qué panorama te espera en estos diez partidos en Zaragoza?

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Los mayores no perdonan sus costumbres

Antes giremos la vista hacia los noventa, felices, por cierto, para el Real Zaragoza. Por aquel entonces, el equipo maño paseaba el escudo por los campos con más solera de España y de Europa. Eran años en que su himno sonaba con fuerza con los títulos de la Copa del Rey (1994) y la Recopa de Europa (1995) para atestiguarlo. Desde los ojos de Aragón, Nayim, Poyet, Aguado o Pardeza se contempla otro espectáculo a su alrededor y sin balón, del que fuimos testigos gracias a la habilidad de programas como El día después para narrar lo que sucedía entre los aficionados del Zaragoza cualquier domingo.

Entonces, la ola, que se extendió por el mundo desde el Mundial de 1986 en México, copaba gran parte del protagonismo. También había cánticos que hoy resuenan con menos fuerza, ya que entre tantas nuevas canciones se pierden acordes míticos como los de la letra de «Hola don Pepito«. Aquel aficionado era de costumbres fijas, uno que encontraba en una butaca la excusa perfecta para comer pipas, y no las uñas, para aplacar los nervios durante el transcurso de un partido.

¿Y en el descanso? En esos 15 minutos de lapso entre el primer y el segundo tiempo el bocata era sagrado. Daba igual que fuera de calamares, chorizo, jamón york, o mortadela, todos sabían igual de bien.

 

Mandan los smartphones

Sin embargo, el mundo cambia a la velocidad que marca la tecnología, y de su influencia no se libran ni los estadios. Antes el aparato más sofisticado al alcance del aficionado era un transistor que ejercía de nexo de unión entre todos los campos.

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Sí, antes los equipos, todos los de una misma categoría, jugaban en horario unificado y parte de los sentidos estaban siempre en otro lugar, suspirando porque un rival directo encajase. Uno sintonizaba Tablero deportivo u otro programa del estilo y sabía con precisión el resultado de todos los implicados en su misma lucha. Los que peinan canas conservan esta y otras muchas costumbres, pero los más jóvenes llegan con otras más modernas a estos recintos, y La Romerada no es una excepción.

El lugar de la radio lo ocupa el smartphone. Este aparato sirve para todo, por ejemplo, para inmortalizar el momento con un selfie, para seguir la actualidad en otros campos, porque hay ocasiones en que dos partidos coinciden entre sí, o para matar el aburrimiento.

Cuando el árbitro decreta el descanso, en esos 15 minutos ahora hay quien prefiere el móvil frente al bocata. La infinidad de apps que existen permiten a uno aislarse de la realidad y seguir, de otra manera, conectado al fútbol entre videojuegos de esta temática, tragaperras online como Euro Reels, la aplicación del Marca o la del Heraldo de Aragón, o simplemente mirando la pantalla para ponerse al día en las conversaciones de WhatsApp.

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Todo sea para que el tiempo pase más deprisa porque, valga la redundancia, no hay tiempo para desconectar. Vivimos en una sociedad demasiado tecnológica, que nos hace incluso renunciar a pequeños placeres como el que otorgaba un buen bocata en el descanso.

 

Diez partidos hasta diciembre para comprobar los cambios

Los habituales de La Romareda saben que es así. En cualquier caso, jóvenes y mayores olvidan sus diferencias para conectar en lo que todavía les une, como el sentimiento por el Real Zaragoza. Este sí pervive al inexorable paso del tiempo. Ahí están los datos.

La campaña de abonos marcha viento en popa con cifras superiores a las de temporadas anteriores por estas fechas. El 14 de agosto, la cuenta iba por 26.444 abonados. Es la fuerza de las dos realidades, la de los jóvenes y la de los mayores.

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Estas coincidirán durante diez ocasiones de aquí a finales de 2019. Así lo dice el calendario oficial de la rebautizada como LaLiga Smartbank. En este período, el Zaragoza se enfrentará como local, y por este orden, al Elche, el Extremadura, el Lugo, el Málaga, el Cádiz, el Mirandés, Las Palmas, el Albacete, el Girona y el Racing de Santander.

En definitiva, la forma de percibir el fútbol está evolucionando. Es un hecho. El smartphone gana su particular batalla al bocata, pero hay algo con lo que no puede la tecnología y es con el sentimiento.

La Romareda conserva fieles de todas las edades, por lo que acudir al estadio puede ser una buena manera para vivir en primera persona la forma en que cada generación disfruta del deporte rey. De lo contrario, siempre nos quedará «El día después».

 

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