Un clásico para comer el auténtico bocadillo de calamares de Zaragoza. El Calamar Bravo nació en la calle Moneva en 1967 y en 2008 se trasladó a la calle Cinco de Marzo.
Su bocadillo es austero, sin resquicio foodie, pero al final el más auténtico y genuino. Fritanga maña en vena, que no sabe igual si se toma fuera de este tipo de bares.
Su salsa brava es uno de los mayores secretos de la gastronomía aragonesa y una de las bases sobre las que se ha sustentado el éxito de este establecimiento.