En pleno corazón del Casco Histórico de Zaragoza, acaba de abrir sus puertas La Malinche, una coctelería‑vermutería que apuesta por la autenticidad y un ambiente singular. Su nombre evoca la figura histórica de La Malinche, la intérprete que acompañó a Hernán Cortés —y aquí se convierte en símbolo de conexión entre tradición, buena bebida y conversación.
Al entrar, lo primero que llama la atención es su ambiente acogedor, con una zona de barra cuidada y, bajo ella, un encantador sótano que actúa como espacio de alquiler para encuentros privados o sesiones más íntimas. Es un formato que huye de lo masivo y apuesta por lo cercano.
En su carta, destacan opciones como gildas, tablas de embutidos y, por supuesto, vermú aragonés. Son propuestas sencillas pero bien ejecutadas, pensadas para acompañar una buena copa, relajarse y charlar. Y es precisamente ese carácter de “vermut‑bar con encanto” lo que lo diferencia de otras opciones de ocio nocturno de la zona.
El estilo de La Malinche mezcla lo tradicional con toques modernos: madera oscura, iluminación cálida, detalles que crean un espacio ideal tanto para una cita informal como para una reunión entre amigos. Ubicado en una zona con vida pero sin estridencias, ofrece una experiencia diferente: algo sofisticado sin perder la cercanía.
El sótano merece capítulo aparte: con capacidad reducida, es perfecto para eventos privados, celebraciones discretas o simplemente para quienes buscan cambiar de escenario. Esa dualidad —barra abierta de día y espacio “secreto” de noche— le da versatilidad.
Dirección: Calle del Maestro Luna, 10
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