La figura del pintor Francisco de Goya, autor de obras maestras como ‘la familia de Carlos IV’, ‘el 2 de Mayo de 1808 en Madrid’ o ‘el Duque de Wellington’ está muy ligada a Zaragoza.
Zaragoza es la ciudad en la que Goya vivió sus primeros 29 años, en la que se formó como persona y como artista.
Francisco nació en el pueblo de Fuendetodos (a 44 kilómetros de Zaragoza) en 1746, mientras su padre, José Goya, trabajaba dorando el retablo mayor de la iglesia parroquial. Siendo todavía muy pequeño se trasladó con su familia a Zaragoza.
En el taller de José Luzán y en el de su cuñado Francisco Bayeu dio sus primeros pasos como pintor, sin imaginar lo que años más tarde le depararía el arte de la representación.
En 1769 quiso completar su formación en uno de los principales focos artísticos de Europa y marchó a Roma.
De vuelta en España, Goya desarrolló lo que sería su primera gran etapa artística como ‘pintor religioso’, realizando numerosas pinturas en iglesias de Zaragoza y alrededores, tanto murales como lienzos.
Obras destacadas de estos años son por ejemplo las pinturas en las cúpulas interiores de la Basílica del Pilar o las de la iglesia de la cartuja de Aula-Dei.
En 1775 marchó de la mano de su cuñado Bayeu a Madrid y allí empezó su ascenso definitivo.
Volvió a Zaragoza en 1780 para pintar otra de las cúpulas del Pilar. Realizó la obra ‘Regina Martyrum‘. Esta pintura, innovadora e imaginativa y que muestra la fuerza y expresividad del autor, es una de las obras religiosas más importantes de Goya. Pero curiosamente, nada más acabarla recibió duras críticas.
Al terminar esta obra regresó de nuevo a Madrid y se asentó definitivamente como uno de los grandes pintores. Fue elegido académico de la Real Academia de San Fernando, se convirtió en pintor del rey Carlos III y más tarde, primer pintor de cámara del rey Carlos IV.
A lo largo de este itinerario seguiremos los pasos de Goya en Zaragoza, veremos donde paso su infancia y juventud, y disfrutaremos de una selección de frescos, retratos y grabados que nos ayudarán a conocer mejor la personalidad de este artista universal.
Nuestro recorrido comienza en la Basílica del Pilar, uno de los santuarios marianos más importantes del mundo católico y un centro artístico de primer orden que reune obras de gran valor de diferentes épocas, especialmente los frescos pintados por Goya.
Durante su primera etapa, Goya se convirtió en un destacado pintor religioso, género que practicó con gran maestría el resto de su vida. En Zaragoza trabajó principalmente en el Pilar, donde dejó magníficas obras que ejemplifican el carácter, capacidad técnica y originalidad de su pintura.
En 1772, mientras Ventura Rodríguez, el arquitecto del Pilar, edificaba la Santa Capilla, el joven Goya recibió el encargo de decorar con un fresco la bóveda del coreto, el pequeño coro que hay frente de la Santa Capilla, donde representó ‘La adoración del Nombre de Dios‘.
Lograr este encargo no le resultó fácil a Goya. Durante años intentó acceder a una beca para la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, en Madrid, y al no lograrla se fue a Italia por su cuenta para aprender todo lo que pudiera. De regreso a Zaragoza, con tan solo 25 años y envuelto del prestigio que le daba su formación en Italia, consiguió el encargo de la bóveda del coreto tras demostrar al Cabildo Metropolitano de Zaragoza, responsable del Pilar, que sabía pintar al fresco.
Con un modelado suave y cuidadas formas de clara influencia italiana, ‘La adoración del Nombre de Dios‘ encajó perfectamente con la idea conceptual del Pilar.
Goya demostró con esta obra conocer y dominar la técnica de la pintura al fresco, si bien sus honorarios fueron menores que los de otros artistas a los que se adjudicó obras artísticas de decoración con pinturas al fresco de las bóvedas de la Basílica del Pilar. Así, Goya recibió 15.000 reales frente a los 25.000 (más los gastos) que cobró Antonio González Velázquez.
En 1781, bajo la recomendación de su cuñado Francisco Bayeu, que llevaba varios años trabajando en las bóvedas del Pilar, el Cabildo encargó a Goya la decoración de una cúpula de la nave norte con otra de las advocaciones del Rosario, ‘la Reina de los Mártires’ o ‘Regina Martyrum‘.
Era la primera vez que Goya se enfrentaba a una superficie semiesférica y, de nuevo, lo resolvió magistralmente.
No estaba acabada la obra cuando la Junta de Fábrica, que dirigía las obras del templo, subió a verla, y lo que encontraron no les gustó nada. Las figuras les parecieron enormes, son el doble del tamaño natural, aproximadamente, porque Goya, que era un adelantado a su tiempo, tenía claro que iban a verse a 30 metros de distancia. El trazo de Goya, libre y rápido, más próximo al impresionismo, chocaba con los gustos clasicistas de la época.
Goya dejó el proyecto muy dolido con el Cabildo y enemistado con Bayeu. No pintó nunca más en el Pilar. Casi todos los bocetos presentados, incluidos los dos de Goya, se conservan en el Museo Pilarista.
Con el paso del tiempo la transgresora “Regina Martyrum” se convirtió es una de las obras religiosas más importantes de Goya y la que lo consagró como gran pintor.
El misma Plaza del Pilar echa un vistazo rápido al Monumento a Goya. Fue concebido por el arquitecto José Beltrán Navarro y el escultor Federico Marés, quien dirigió las obras del monumento, originalmente como estatua pintoresca con dos hombres y dos mujeres ataviados como majos y majas del siglo XVIII, que inmortalizara Goya en los cartones para tapices. Fue inaugurado el 8 de octubre de 1960.
La figura del pintor, sita en un alto y escalonado pedestal, preside el conjunto. Su egregia estatua tiene las piernas dobladas y sostiene un pincel entre las manos. En una de las paredes del monumento aparece la frase de Goya: «La fantasía abandonada de la razón produce monstruos, pero unida a ella es la madre de las artes».
Allí mismo se encuentra el Cenotafio de Goya. Goya murió el 16 de abril de 1828, sobre las dos de la madrugada, en la casa del número 39 de la calle Fossés de l’Intendance de Burdeos, acompañado por el joven pintor Antonio Brugada y por su amigo y vecino José Pío de Molina, y fue enterrado al día siguiente junto a los restos de su consuegro, el comerciante Martín Miguel de Goicoechea en la sepultura que la familia de éste tenía en el cementerio bordelés de la Chartreuse.
A partir de 1863, a instancias de algunas instituciones aragonesas encabezadas por la Real Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País y sobre todo por el empeño personal de Francisco Zapater y Gómez, se iniciaron gestiones para conseguir el traslado de los restos mortales de Goya a Zaragoza, con el propósito de darles sepultura en la basílica del Pilar.
Todos los intentos fracasaron, y finalmente dichos restos viajaron a Madrid en 1899, siendo depositados primero en la cripta de la colegiata de San Isidro, para pasar en 1900 al Panteón de Hombres Ilustres de la Sacramental de San Isidro y en 1919 a la ermita de San Antonio de la Florida. El cenotafio de la tumba de Burdeos fue entregado en 1927 a la Junta del Centenario de 1928 por el Ayuntamiento de Burdeos y por los herederos de la familia Goicoechea. La Junta lo donó a la ciudad de Zaragoza en 1928 y quedó instalado primero en los jardines del recién inaugurado Rincón de Goya, aunque en 1946 se trasladó a la plaza del Pilar, donde todavía se conserva.
Más adelante se halla el Alma Mater Museum, un espacio cultural situado en un conjunto de espacios conocidos antiguamente como «Las Casas del Obispo«, residencia de santos, papas, obispos y reyes de Aragón. Tras sus puertas se esconden estancias románicas, góticas, mudéjares y renacentistas que, junto a tres audiovisuales premiados a nivel internacional, harán de tu visita una experiencia inolvidable.
Su colección artística se presenta aunando historia, tradición y cultura con las más modernas técnicas museográficas. Un recorrido por la historia de Zaragoza y Aragón, en el que podrás disfrutar de una valiosa colección de arte sacro formado por esculturas y pinturas, junto a otras piezas.
En el salón del trono del Alma Mater Museum destaca un retrato del arzobispo Joaquín Company realizado por Goya. Esta efigie hoy cuelga en el museo y lo hace muy
Junto a el se encuentran otros cuadros de autores contemporáneos a Goya y muy ligados con su trayectoria vital y creativa, como son su maestro José Luzán y su cuñado Francisco Bayeu.
Continuamos siguiendo los pasos de Francisco de Goya en Zaragoza y nuestra siguiente parada es el Museo Ibercaja Goya (Calle de Espoz y Mina 23).
Situado en un imponente palacio renacentista, el museo acoge catorce pinturas, un dibujo, y las cinco grandes series de Grabados de Goya: Los Caprichos, Los Desastres de la Guerra, La Tauromaquia, Los Disparates y Los Toros de Burdeos.
Queremos destacar el retrato de cuerpo entero del naturalista aragonés Félix de Azara (conocido en su tiempo como el Darwin español), un cuadro clave para conocer la faceta del Goya retratista, por su maestría y su espectacularidad cromática.
En el museo encontrarás también obras de artistas contemporáneos de Goya que ayudan a explicar su figura, así como obra de pintores posteriores a los que el genio de Fuendetodos sirvió de inspiración.
Seguimos con el Museo de Zaragoza (Plaza de los Sitios 6), ubicado en un bello edificio que fue proyectado por el arquitecto municipal Ricardo Magdalena y Julio Bravo, como Pabellón de las Artes en la Exposición Hispano-Francesa de 1908.
El Museo de Zaragoza acoge la colección más completa de Goya en Aragón, con varias obras en depósito propiedad del Museo del Prado.
En las salas dedicadas al pintor aragonés hay una una amplia representación de su etapa de formación en Zaragoza, sus inicios en Italia y su magnífica pintura en la corte del Rey de España.
Entre las obras que cuelgan de sus paredes, destacan retratos como los de Carlos IV, Fernando VII, el Duque de San Carlos, María Luisa de Parma, o el Infante Luis María de Borbón. También destacan obras como Aníbal cruzando los Alpes, o estampas seriadas de los Desastres, Caprichos, Disparates o la Tauromaquia.
A finales del siglo XVIII, con motivo de la obra del Canal Imperial de Aragón, el canónigo, ingeniero y humanista Ramón Pignatelli promovió la construcción de una iglesia de San Fernando (Vía de San Fernando, 2) para atender las necesidades religiosas de los trabajadores y de sus familias.
Goya fue el encargado de decorar los altares con tres cuadros: la ‘Aparición de San Isidoro a San Fernando’, ‘San Hermenegildo en prisión’ y ‘Santa Isabel curando a una enferma‘ que fueron sustraídos por las tropas francesas durante la Guerra de la Independencia y no han vuelto a ser localizados.
En 1772 Goya pintó tres lienzos de gran formato para el desaparecido oratorio del Palacio de Sobradiel (Plaza del Justicia 2). Las pinturas fueron arrancadas y dispersadas. En la actualidad se conservan repartidas entre los museos de Zaragoza, Goya Ibercaja y Lázaro Galdeano (Madrid).
Las casas de Goya en Zaragoza
En 1997 la Institución Fernando el Católico publicó ‘Goya y su familia en Zaragoza’, libro en el que el arqueólogo e historiador José Luis Ona arrojaba mucha luz sobre sobre la infancia y juventud del artista en la capital aragonesa.
Allí estaban detalladas, por ejemplo, todas las casas que habitó en la ciudad. Desafortunadamente, ni las casas de las que quedan restos, ni aquellas ahora ocupadas por otros edificios están señalizadas. A partir de la información contenida en aquel libro, hemos elaborado un recorrido que sigue los primeros pasos del pintor.
La ruta incluye 10 hitos. Comienza en la plaza Salamero, donde estaba estaba la casa en la que nacieron los cinco hermanos de Francisco de Goya y en la que él (que llegó al mundo en Fuendetodos porque este edificio estaba en reformas) pasó la mayor parte de su infancia, desde que tenía unas semanas y hasta el año 1757. Fue derribada en 1946 (año en el que se conmemoraba el 200 aniversario del nacimiento del artista).
El recorrido continúa por la plaza de San Pedro Nolasco, 3-4, y Alfonso I, 7-15. Luego sigue por Coso, 132, Heroísmo, 3 ,y plaza de San Miguel, 4, el único edifico que permanece en pie.
Mientras Goya estuvo en Italia, su familia vivió en Heroísmo, 49, y es posible que él también pasara allí algún tiempo. La ruta prosigue en la esquina de las calles Cadena y Antonio Agustín; Coso, 128, y Alfonso I, 2.
¿Por qué tantas casas? Porque, una vez que la familia Goya pierde la primera, que era de su propiedad, no les queda otra que acudir al mercado del alquiler, y este era muy volátil. Dependían de su capacidad económica en cada momento. Goya pasó muchas penurias yendo de casa en casa. Este tipo de cosas marcaron su carácter y, al final, también su obra.
Goya en los alrededores de Zaragoza
La Cartuja de Aula Dei (a 7 kilómetros de Zaragoza) es uno de los conjuntos monumentales más importantes de Aragón, desde el punto de vista arquitectónico, así como por las magníficas obras de arte que acoge en su interior. En el interior de la iglesia de la Cartuja de Aula Dei, destacan las pinturas murales que Francisco de Goya realizó hacia 1774 y que presentan diferentes escenas de la vida de la Virgen y de Cristo.
Goya realizó once escenas en los muros de la nave, bajo el arranque de la bóveda de la iglesia de la Cartuja de Aula Dei. La técnica utilizada fue óleo sobre muro donde utilizó la pincelada alla prima que, junto al color, consigue que lo representado adquiera una volumetría destacable, conjugada con colores muy vivos, influencia en parte de la pintura veneciana estudiada en su viaje a Italia. Los personajes son tratados con gran sobriedad y amplios pliegues, componiendo conjuntos donde la figura humana cobra el protagonismo frente a los paisajes o las arquitecturas.
Las pinturas se encuentran en el lugar donde fueron realizadas; Goya tuvo presente el espacio arquitectónico de la iglesia y adecuó cada una de las escenas al lugar que iban a ocupar.
De las once pinturas que realizó el pintor aragonés se conservan hoy siete: Revelación a San Joaquín y Santa Ana, Nacimiento de la Virgen, Los Desposorios de la Virgen, La Visitación, La circuncisión de Jesús, La presentación del Niño Jesús en el templo y purificación de María y La epifanía; las cuatro desaparecidas, a causa del abandono del edificio, cuando la Orden tuvo que abandonar la cartuja a raíz de la desamortización de Mendizábal, fueron pintadas de nuevo en 1903 por Paul y Amedée Buffet.
A 24 km de Zaragoza, en Alagón, hay un mural de Goya en la cupulita de la escalera del antiguo Colegio de Jesuitas, hoy Casa de Cultura. La pintura representa la exaltación del nombre de Jesús, tomando como modelo la iglesia de Il Gesú de Roma. La pintó al fresco hacia 1765-1766. La composición es sencilla y de gran belleza, demostrando Goya, pese a su juventud (19 años), una nada despreciable soltura y dominio técnico.
La oficina de turismo organiza visitas guiadas que te permitirán acceder a la Casa de Cultura y contemplar el fresco de Goya.
En Calatayud, en las pechinas de la cúpula principal de la iglesia de San Juan el Real, Goya representó a San Gregorio, San Ambrosio, San Agustín y San Jerónimo: los cuatro Padres de la Iglesia. Es la primera vez que Goya utiliza esta iconografía. Posteriormente la retomará en Muel y Remolinos pero con algunas variaciones. Se trata de una obra de juventud cuya tonalidad pálida recuerda al rococó italiano.
A tan solo 25 minutos de Zaragoza podemos visitar la ermita de la Virgen de la Fuente de Muel. Al igual que hizo en Calatayud (como hemos mencionado un poco más arriba), Francisco de Goya pintó al óleo las cuatro pechinas del templo representando en ellas las figuras de los cuatro padres de la Iglesia: San Gregorio Magno, San Ambrosio, San Agustín y San Jerónimo.
A poco más de 30 kilómetros de Zaragoza se encuentra Remolinos. En las pechinas de su iglesia parroquial, dedicada a San Juan Bautista, podemos contemplar cuatro lienzos de forma ovalada pintados por Goya hacia 1772. Representó, al igual que en los otros casos mencionados, a los cuatro Padres de la iglesia.
Fuendetodos (a 44 kilómetros de Zaragoza) cuenta con tres espacios museísticos donde podemos encontrar la huella de Francisco de Goya y Lucientes: su Casa Natal, la Sala Zuloaga y el Museo del Grabado.
La Casa Natal de Goya fue construida a principios del siglo XVIII. La casa fue identificada en 1913 por Ignacio Zuloaga y otros artistas que descubrieron una lápida que dice: «En esta humilde casa, nació para honor de la patria y asombro del arte, Francisco de Goya y Lucientes. 31 de marzo de 1746-16 de abril de 1828. 16-IV-1913»
En 1996, coincidiendo con el 250 aniversario del nacimiento del pintor, se inauguró la sala Zuloaga, una sala de exposiciones temporales en un recinto anexo a la casa. El centro se gestiona por un consorcio constituido por el Ayuntamiento de Fuendetodos y la Diputación Provincial de Zaragoza.
A escasos metros se encuentra el Museo del Grabado, inaugurado en 1989, donde se exhibe la obra gráfica de Goya y todo lo relacionado con las técnicas de grabado.
En sus plantas primera y segunda, se expone de forma permanente la obra gráfica del artista, con una selección de las series Los Caprichos, Los Desastres de la Guerra, La Tauromaquia y Los Disparates.
Situada en la entrada del pueblo, la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción fue construida en el siglo XVIII, aunque gran parte de ella resultó destruida durante la Guerra Civil Española (1936-1939) y tuvo que ser reconstruida posteriormente. La pila bautismal, donde Goya fue bautizado, se sigue conservando hoy en día.
En Pedrola (a 35 kilómetros de Zaragoza) se encuentra el Palacio de la Duquesa de Villahermosa, una majestuosa construcción renacentista construida en el siglo XVI por la todopoderosa familia de los Luna. Está rodeado de unos espectaculares jardines y hoy en día sirve para la celebración de bodas y eventos, pero también abre sus puertas al público reservando previamente.
El interior del palacio conserva tres obras de Francisco de Goya: ‘El baile de las mascaras’, un boceto de ‘La Carga de los Mamelucos’ y un retrato de medio cuerpo de Ramón Pignatelli.
No tiene unos horarios fijos de apertura, por lo que debes reservar tu visita previamente en la Casa de Cultura de Pedrola, donde te atenderán de lunes a viernes de 10 a 12 h. y de 16 a 20 h. También puedes llamarles al teléfono 976 619 188 o escribirles un correo a visita@palaciodevillahermosa.com.