A las 2:00 de la madrugada, la churrería El Jalón comienza su jornada preparando la masa que acompañará el despertar de Zaragoza. Este emblemático negocio, que cierra a las 10:00, atiende tanto a los más trasnochadores como a los madrugadores, aunque gran parte de su actividad se centra en el suministro a la hostelería local.
El Jalón fue fundado en 1954 por la señora Consuelo, quien nombró el local en honor al río que cruza su Calatayud natal. «Mi madre lo abrió en la calle de Mayoral, también en el barrio de San Pablo, y en aquellos tiempos los churros se cocinaban en sartenes de carbón», explica Fernando Urcola, actual responsable del negocio.
En 1970, los padres de Fernando, Rafael y Ofelia, tomaron las riendas del obrador. Fernando recuerda con claridad cómo, desde niño, veía cómo sus padres amasaban a mano y cocinaban los churros en esas mismas sartenes. «Lo único que ha cambiado es la tecnología, pero la esencia sigue siendo la misma», comenta con orgullo.
El método de El Jalón es de inspiración madrileña, con la elaboración de porras y churros en rosca, algunos de los cuales ahora se ofrecen bañados en chocolate. «El secreto está en que no hay secretos», bromea Fernando. Todo lo aprendido proviene de su maestro churrero, Emilio, quien les enseñó ese toque distintivo de Madrid.
El Jalón no solo alimenta a quienes pasan por su tienda. En sus primeros años, mujeres como la señora Gregoria llevaban cestas llenas de churros por toda la ciudad. «Por una peseta, te daban tres churros», rememora Fernando. Incluso grandes almacenes como Galerías Preciados y Sepu vendían los churros de El Jalón, y hoy en día siguen surtiendo a numerosos bares y cafeterías de Zaragoza.
A pesar de los avances tecnológicos, la esencia del negocio se mantiene intacta. Aunque cuentan con máquinas modernas, el proceso sigue siendo artesanal y con las mejores materias primas. Uno de sus ingredientes estrella es la harina ecológica. «Cuando abrí el saco, el aroma me llevó directamente a mi infancia», confiesa Fernando, visiblemente emocionado, defendiendo la artesanía y la dedicación que envuelven esta labor.
El Jalón ha sabido actualizarse a los nuevos tiempos sin perder lo que lo hace único: el respeto por la tradición y el mimo en cada churro que sale de su obrador.
Dirección: Calle de San Pablo, 86