Pedro Cerbuna ha pasado de ser una calle anónima hace unos años para llevar ya una buena temporada on fire. Esta calle ya no sólo uno de los lugares favoritos del molón barrio universitario, sino también de toda la ciudad.
Aquí no hay prisa ni relojes sino docenas de bares, uno cada dos metros. Los locales modernos se combinan con otros de corte más clásico, y comer a gusto es posible a todas horas del día: desde el desayuno hasta el aperitivo que se extiende hasta la tarde o la cena.
El plan perfecto consiste en adquirir tu ración o bocadillo y tu cervecita y luego sentarte en una terraza a disfrutar del buen rollo callejero.