Situada sobre una muela caliza, Cantavieja se distingue desde la distancia, mostrando un perfil imponente que mezcla de manera única naturaleza e historia. Al acercarse, sus calles de trazado medieval y los edificios históricos invitan a los visitantes a descubrir una rica herencia cultural que se extiende desde la Edad Media hasta las Guerras Carlistas. Esta localidad del Maestrazgo turolense, que forma parte de los Pueblos más Bonitos de España, ha sido reconocida recientemente como uno de los Best Tourism Villages por la Organización Mundial del Turismo, un galardón que subraya su encanto y relevancia histórica.
La historia de Cantavieja está marcada por la presencia de personajes y órdenes militares que dejaron su huella en su arquitectura y cultura. Templarios, Sanjuanistas y Carlistas son algunos de los protagonistas del pasado de la villa. En el Museo de las Guerras Carlistas, ubicado en una casona del siglo XVII, se puede explorar el rol crucial de Cantavieja en estos conflictos, destacando la figura de Ramón Cabrera, conocido como el «Tigre del Maestrazgo».
El corazón de la localidad es la Plaza Porticada, que concentra gran parte de sus joyas arquitectónicas. Aquí se encuentra el monumental Ayuntamiento, típico de las casas consistoriales del Maestrazgo, así como la impresionante Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción. Esta iglesia, que mezcla orígenes góticos con una dominante arquitectura barroca, es uno de los templos más grandes y sobresalientes de Aragón. Inspirada en la Basílica del Pilar de Zaragoza, su arquitecto Antonio Nadal se jactaba de que no había una iglesia igual ni siquiera en Roma.
Paseando por el casco histórico, se descubren otros edificios emblemáticos como la Casa Zurita, la Casa del Bayle y la Casa de los Osset, cuya portada original fue trasladada a la casa cuartel. Además, la muralla aspillerada ofrece no solo una lección de historia, sino también espectaculares vistas del entorno, ideales para entender por qué los carlistas eligieron este lugar para defenderse.
Los restos del viejo castillo templario, que posteriormente pasó a manos de la Orden de San Juan de Jerusalén, son otro de los puntos de interés. Aunque quedan pocas ruinas, la subida hasta la ermita del Santo Sepulcro, siguiendo la ruta del Calvario, es imperdible para cualquier visitante.
Cantavieja también es un destino para los amantes de la naturaleza. Sus senderos ofrecen paisajes sorprendentes como el Mirador de la Tarayuela, la Fuente de la Faldrija, y las orillas del río Cantavieja. Durante el recorrido, es común encontrarse con la fauna local, como el buitre leonado o la cabra montés, haciendo del paseo una experiencia única.
Este rincón del Camino del Cid, ubicado en el anillo de Morella, permite a los visitantes sellar su salvoconducto en la oficina de turismo local, completando así una experiencia que mezcla historia, cultura y naturaleza. Cantavieja también está preparada para acoger a quienes viajan en autocaravana, ofreciendo un área acondicionada para el descanso.
En definitiva, Cantavieja es un lugar donde la monumentalidad, la historia y la belleza natural convergen para ofrecer una experiencia turística inigualable, haciendo justicia a su reciente reconocimiento como uno de los mejores pueblos turísticos del mundo.