En el barrio de Montecanal se esconde una de esas tiendas que definen el comercio de proximidad: La Casa de la Huerta. Desde hace más de dos décadas, este negocio familiar ofrece a sus clientes fruta y verdura fresca, de temporada y con sello local, seleccionada con mimo cada día.
Fundada por una familia con más de medio siglo de experiencia en el sector, La Casa de la Huerta es mucho más que una frutería. Es un lugar donde la calidad no se negocia, donde el producto no es anónimo, y donde los clientes reciben no solo alimento, sino también asesoramiento, recetas y confianza.
En sus estanterías se pueden encontrar alcachofas recién traídas, borraja de Zaragoza, acelgas, coles, pochas, judía manteca o achicoria de Navarra, entre muchas otras verduras que varían según la época del año. Su filosofía es clara: consumir lo que toca en cada temporada. Y si no sabes cómo prepararlo, basta con preguntar: aquí te enseñan a sacar el máximo sabor sin complicaciones.
En cuanto a fruta, el escaparate se llena de joyas como melocotones de Calanda, peras de agua del valle del Ebro, ciruelas del Pirineo, uvas garnacha, mango de Málaga o chirimoya nacional. Siempre priorizando el producto cercano y madurado al sol.
La Casa de la Huerta es uno de esos sitios donde se compra con los ojos, con el paladar y con la memoria. Y donde cada pieza de fruta, cada verdura de hoja, tiene detrás una historia y un territorio.