Alhama de Aragón es una localidad de la provincia de Zaragoza conocida desde hace más de dos mil años por sus aguas termales. Su nombre, que proviene del árabe Al-Hammam, significa «los baños», en clara referencia a las propiedades curativas de sus manantiales. A lo largo de la historia, este pueblo ha sido un importante centro de atracción gracias a sus aguas termales, utilizadas desde tiempos de los romanos y más tarde por los musulmanes, quienes dejaron una huella profunda en la arquitectura y la cultura del lugar.
Las calles estrechas y sinuosas de Alhama de Aragón y la torre de una antigua fortaleza en lo alto del pueblo son testigos de su pasado islámico. Además, los elementos mudéjares en las yeserías de la iglesia de la Natividad de Nuestra Señora, que datan del siglo XVII, muestran la mezcla cultural que caracteriza a la localidad. Esta iglesia, construida en estilo mudéjar tardío, destaca por sus bóvedas decoradas con estrellas y puntas de diamante y la cúpula del crucero, que aportan una riqueza visual al interior del templo.
El auge del termalismo en Alhama de Aragón se produjo a finales del siglo XIX y principios del XX, cuando la demanda de baños medicinales y agua terapéutica creció significativamente. Durante esta época de esplendor, se construyeron los elegantes edificios modernistas que conforman el Balneario Termas Pallarés, famoso por su impresionante lago termal, el único de su tipo en Europa, con aguas cristalinas que brotan constantemente a 34ºC, permitiendo el baño durante todo el año. Junto a este, el Hotel Balneario Alhama de Aragón también atrae a visitantes en busca de bienestar y relajación.
Además de disfrutar de los balnearios, Alhama de Aragón ofrece otros atractivos turísticos. Por ejemplo, se puede visitar el Palacio de Padilla, un bello edificio aragonés del siglo XVI, aunque solo es posible admirar su fachada. También se encuentran el castillo del siglo XIV o XV, originalmente un torreón defensivo para controlar el acceso a través del río Jalón, y el Ayuntamiento y el colegio, ambos construidos alrededor de 1885.
Para aquellos que deseen explorar más allá de la localidad, hay excursiones cercanas al Monasterio de Piedra o a la ciudad de Calatayud, situados a pocos kilómetros de distancia, que complementan la experiencia de una visita a Alhama de Aragón. Con su mezcla de historia, cultura y salud, este pueblo zaragozano sigue siendo un destino fascinante para quienes buscan combinar bienestar y turismo cultural.