Aragón es una tierra de castillos, vestigios de su larga historia marcada por conflictos y su posición fronteriza durante siglos. Entre las muchas fortalezas que aún se alzan en sus tres provincias, destaca el Castillo de Mesones de Isuela, una verdadera joya gótica de la provincia de Zaragoza, conocido también como el Castillo de los Luna.
Este imponente castillo-palacio, erigido en el siglo XIV, es una de las construcciones señoriales más grandiosas de Aragón. Ocupa una superficie de aproximadamente 3.000 metros cuadrados, rodeada por robustas murallas y seis torreones cilíndricos que refuerzan su carácter inexpugnable. Su silueta, completamente de piedra, se eleva sobre un cerro, dominando el valle del Isuela y el pueblo de Mesones de Isuela, ofreciendo un espectáculo impresionante para los visitantes.
La fortaleza fue encargada por Lope Fernández de Luna, Arzobispo de Zaragoza, en el contexto de la Guerra de los Dos Pedros entre los reinos de Aragón y Castilla. Su propósito no solo era defensivo; el arzobispo, además de su papel militar, quería crear una elegante residencia palaciega. Sin embargo, al morir en 1382, después de 12 años de construcción, el proyecto quedó inacabado, lo cual paradójicamente ha ayudado a preservar el castillo. Al no completarse para funciones bélicas, el castillo nunca fue sometido al desgaste del combate, lo que ha permitido que llegue hasta nuestros días en un estado relativamente bien conservado.
A pesar de estar inacabada, la estructura refleja la ambiciosa visión de Lope Fernández de Luna, combinando áreas militares con espacios destinados a la residencia. Los visitantes pueden explorar los patios, las estancias y los torreones que pudieron haber servido como habitaciones habitables. La fortaleza también contaba con un patio de armas, calabozos, caballerizas y cocinas, esenciales para su función defensiva.
Uno de los mayores tesoros del castillo es la capilla situada en uno de los torreones, con una techumbre de madera policromada que es una de las joyas del arte mudéjar en Aragón. Esta techumbre, adornada con pinturas que han sido restauradas recientemente, brilla ahora con todo su esplendor, destacándose como un ejemplo excepcional del legado artístico de Lope Fernández de Luna. Este mismo arzobispo fue responsable de otras obras notables en Aragón, como la “parroquieta” de la Seo de Zaragoza y la capilla de San Miguel dentro de la catedral, demostrando su pasión por el arte y la arquitectura.
Junto al castillo, se encuentra la ermita de Nuestra Señora de los Ángeles, otro ejemplo de la riqueza histórica y cultural de la región. La ermita, con su pequeña capilla y techumbre de madera decorada, complementa la visita al castillo, ofreciendo una visión más completa del estilo y la influencia mudéjar en Aragón.
Situado a aproximadamente una hora de Zaragoza, el Castillo de Mesones de Isuela es una visita obligada para los amantes de la historia y la arquitectura. Además del castillo, los alrededores ofrecen otras atracciones como el Palacio del Papa Luna en Illueca, las zonas de escalada de Morata de Jalón y Chodes, y la espectacular cara oculta del Moncayo en los municipios de Calcena y Purujosa.
En definitiva, una visita al Castillo de Mesones de Isuela no solo permite explorar una impresionante fortaleza medieval, sino también descubrir el rico patrimonio de esta región aragonesa. Te animamos a explorar estos rincones llenos de historia y belleza natural. ¡Seguro que no te arrepentirás!