Situado en el hermoso valle de Tena, Panticosa es uno de los destinos más emblemáticos del Pirineo aragonés, ideal para disfrutar en cualquier época del año. Con una historia que se remonta a la época romana, cuando ya se beneficiaban de las propiedades curativas de sus aguas termales, Panticosa ha evolucionado hasta convertirse en un lugar perfecto para los amantes del bienestar, la naturaleza y los deportes de montaña.
El Balneario de Panticosa, uno de los más grandes y prestigiosos de España desde finales del siglo XIX, ofrece hoy en día un moderno complejo termal de más de 8.500 m² dedicado al bienestar y a la salud, aprovechando el poder terapéutico de sus aguas. El entorno natural que lo rodea, con bosques, lagos y montañas majestuosas, lo convierte en un sitio ideal tanto para relajarse como para disfrutar de actividades al aire libre.
Las aguas termales de Panticosa tienen una historia fascinante. De hecho, su manantial más famoso, conocido como Fuente del Tiberio, lleva el nombre del emperador romano y se han encontrado monedas de su época en la zona, lo que indica que los romanos ya apreciaban sus beneficios hace más de 2.000 años. Sin embargo, no pienses que te encontrarás con unas ruinas antiguas. En la actualidad, el balneario combina modernidad y tradición, con instalaciones de lujo perfectamente integradas en el paisaje circundante.
Si visitas Panticosa en invierno, la nieve es la protagonista indiscutible. La estación de esquí Aramón Formigal-Panticosa, que se extiende a lo largo de casi 180 kilómetros de pistas, es perfecta tanto para esquiadores novatos como para expertos. Además, el Circuito de Esquí Nórdico del Balneario de Panticosa ofrece tres recorridos adaptados a diferentes niveles, ideales para quienes prefieren el esquí de fondo. Y si lo tuyo no es esquiar, puedes disfrutar de unas vistas espectaculares subiendo en el telecabina que parte del pueblo.
En verano, Panticosa se transforma en un paraíso para los excursionistas. Desde sencillas rutas familiares hasta desafiantes ascensos como el del pico Garmo Negro, de más de 3.000 metros, hay opciones para todos los gustos. Una de las experiencias más emocionantes es la Ruta de las Pasarelas de Panticosa, un camino colgante sobre el río Caldarés que te llevará hasta el Mirador O Calvé, desde donde podrás disfrutar de unas vistas impresionantes del valle y de las montañas circundantes. Este recorrido es una opción ideal para los más aventureros, aunque no apto para quienes sufren de vértigo.
Otra alternativa muy popular es el Tren de Panticosa «El Sarrio», que parte del mismo pueblo y recorre el espectacular valle de La Ripera. En tan solo 45 minutos, el tren te lleva a través de una pista forestal hasta la Fuente de La Ripera, a 1.520 metros de altitud. Desde allí, se pueden realizar diversas excursiones o simplemente disfrutar de un día tranquilo rodeado de naturaleza.
El casco urbano de Panticosa también merece una visita. Pasea por sus calles empedradas y admira las casas de piedra, o visita la iglesia de la Asunción, una joya del siglo XVI. Para obtener las mejores vistas de la localidad y de la sierra de la Partacua, acércate a los miradores de Santa María o de la Peña Medio, desde donde también podrás contemplar el embalse de Búbal.
Y si te queda tiempo, no dejes de visitar El Pueyo de Jaca, una encantadora aldea a orillas del pantano de Búbal, donde puedes alquilar un kayak para explorar sus aguas y disfrutar de las impresionantes vistas del entorno.
En definitiva, Panticosa es un destino perfecto para cualquier momento del año, ya sea para disfrutar de sus instalaciones termales, para practicar deportes de nieve o para perderse en sus paisajes naturales. Un lugar donde la historia y la naturaleza se combinan para ofrecer una experiencia única. ¿Te animas a descubrirlo?