En 1903 el arquitecto Julio Bravo y Folch proyectaba el convento e iglesia para las Siervas de María. En aquel momento el Paseo Sagasta apenas comenzaba a tomar forma y era un lugar alejado del centro de la ciudad.
El edificio se construyó en una amplia parcela en origen prácticamente triangular con fachada al Paseo de Sagasta. Tanto espacio había y tan solitario estaba el convento, que incluso incorporó un agradable jardín trasero que hoy es considerado un oasis ajeno al ajetreo del tráfico en pleno corazón zaragozano.
En la actualidad, la iglesia contrasta sensiblemente con su entorno, dado que muchos de sus edificios coetáneos fueron víctima de la piqueta a finales de los años 80. El pequeño y desconocido templo está rodeado de grandes y modernos bloques de viviendas, que empequeñecen su silueta.
La fachada recayente al Paseo de Sagasta está construida totalmente de ladrillo visto, y tiene una composición simétrica, con un cuerpo central flanqueado por dos torres de escasa altura, siguiendo planteamientos formales de un románico simplificado.
En los cuerpos laterales se abren sendos ejes verticales en los que se abren tres vanos de distinta tipología.
En general se utilizan diversos elementos formales como son arcos de medio punto, óculos, gabletes poco marcados, chapiteles piramidales rematando las torres, etc., en un conjunto de difícil adscripción global, dentro de planteamientos de bastante simplicidad formal y compositiva.
Los interiores se tratan dentro de los mismos planteamientos estéticos si bien de forma más ornamental.
En conjunto la obra se sitúa dentro de la utilización de los lenguajes neomedievalistas que se identifican más con el carácter y uso religioso del edificio que, por otra parte, contrasta sensiblemente con su entorno.
Dirección: Paseo Sagasta 33