Los murales ‘La línea vital‘ y ‘Despertar de la naturaleza‘ se sitúan junto al lago que embellece la entrada del edificio Ada Byron, en el campus universitario Río Ebro del barrio del Actur, pero para mayor visibilidad no están uno en frente de otro, sino que el uno utiliza parte del largo muro detrás del estanque, mientras el que lo complementa cubre por entero el muro situado entre el agua y el acceso al edificio. Esto permite, desde un cierto punto, ver un mural delate y parte del otro detrás de la lámima de agua.
Ángel Orensanz ya había demostrado en 1972 su habilidad para trabajar con relieves y esgrafiados de cemento fresco en su mural titulado ‘Danzantes de la estación’ del Paseo de Gracia del metro barcelonés; pero existía también un antecedente más próximo, en el friso de fachada de la sede del Gobierno de Aragónde la plaza de San Pedro Nolasco.
En éste ya había dibujado con relieves de cemento algunos androides de estilo expresionista que son típicos de su producción como dibujante en el cambio de siglo. Aquí reaparecen de nuevo en dos composiciones que él mismo ha interpretado de distintas formas, contraponiendo unas veces las figuras femeninas del uno con las exclusivamente masculinas del otro.
Las primeras le han sugerido el título de ‘El despertar de la naturaleza’, mientras que ‘La línea vital’ era también el nombre que había dado a una decoración mural en el Hospital Clínico de Zaragoza que se ha perdido.
Sus alusiones cosmogónicas también están muy presentes en la esfera que en 2008 colocó muy cerca de aquí, a la entrada del World Trade Center, también en simbólico vecindario con el agua.
Orensanz -como tantos escultores- siempre ha sentido una gran admiración por Miguel Ángel, hasta el punto de haber protagonizado un día una intervención en plena Capilla Sixtina, y con aquel lugar tiene mucho que ver el repertorio expresivo de estos dos magníficos murales, donde están muy presentes las alusiones al Génesis y al Juicio Final.
Sólo cabe lamentar la dificultades de conservación de uno de ellos, que es el más impresionante pero también el más accesible a los actos vandálicos o a quienes se apoyan distraídamente en el muro donde el artista empleó guijarros y pinturas vegetales, pues éstas se han ido borrando casi por completo y algunos de aquellos corren riesgo de caerse.
Localización: Junto al estanque del edificio Ada Byron, Centro Politécnico Superior, Campus Río Ebro de la Universidad de Zaragoza, Calle María de Luna, 3, barrio del Actur