La animada Calle Cádiz se extiende a lo largo de más de 150 metros, desde el Paseo de Independencia hasta la Plaza del Carmen, incluyendo pequeñas ramificaciones como la Calle Laurel.
Recorrerla, ya sea en sentido ascendente o descendente, es viajar a través de estilos arquitectónicos, escultóricos y ambientales que reflejan un gran valor cultural y patrimonial.
La mayoría de sus edificaciones superan las dos plantas y predominan las viviendas, destacando por sus altos puntales y balcones que sobresalen sobre la acera. En general, carecen de portales cubiertos y ocupan casi todo el espacio alrededor de la vía, un fiel reflejo de la arquitectura ecléctica y la alta densidad poblacional de la zona. A ratos, algún pequeño árbol acompaña el trayecto, aportando un toque verde al paisaje urbano.
A lo largo de sus escasos 150 metros, la Calle Cádiz ofrece una variada propuesta gastronómica con numerosos bares y restaurantes, distribuyendo más de 70 mesas en sus concurridas terrazas

Los balcones parecen querer participar de la vida callejera, separados por los característicos guardavecinos, rejas con originales diseños que marcan los límites entre viviendas contiguas. El constante ir y venir de la gente añade dinamismo al entorno visual y acústico.
Pese a contar con apenas 16 números, la calle guarda auténticos tesoros. En el número 9, por ejemplo, se encuentra Aires del Sur, un restaurante donde José Martínez Gago, experimentado hostelero onubense, lleva una década acercando los sabores de Andalucía a Zaragoza.

La Calle Cádiz es también un punto de encuentro internacional, algo que se percibe en lugares como el pub irlandés Bull McCabe’s, donde no faltan pintas de Guinness y Murphy’s, camareros de Irlanda y España y transmisiones de rugby y Premier League en enormes pantallas.

Entre sus construcciones destacan edificios como el del número 6, levantado por la Compañía de Seguros La Peninsular en 1864. De estilo ecléctico y tradición académica, se reconoce por su revestimiento de piedra y su amplio portal con arcadas.
En el número 3 se encuentra un imponente edificio de aires clásicos proyectado en 1902 por el arquitecto Félix Navarro Pérez para José Larrosa, ejemplo destacado del eclecticismo decorativista de la época.

Otros inmuebles sorprenden por su estilo modernista, como la casa del número 10, diseñada por Julio Bravo en 1909 para Rafael López Gil, y la del número 12, construida en 1907 para Macario Solanas. Esta última conserva su torre mirador, jardines, patios interiores y balcones de madera, a pesar de las transformaciones sufridas con el tiempo.
En definitiva, la Calle Cádiz no es solo sinónimo de terrazas y comercios. Es un paseo alegre, lleno de historia y vida, que invita a descubrir la esencia del centro de Zaragoza.