Parece mentira que esta plaza esté al lado de las bulliciosas calles Cádiz y Azoque, tan silenciosa, tan perenne al paso del tiempo. Para los que allí viven, la Plaza del Carmen es el patio de su casa: tranquila, discreta, familiar y soleada es un sitio perfecto para pasear y disfrutar en pleno centro de Zaragoza, pero sin el ruido y el tráfico.
La Plaza del Carmen sorprende por su forma irregular, muy diferente de la delimitación, generalmente cuadrada o rectangular, de las plazas tradicionales.
Con un aire entre bohemio y mágico, la plaza invita a sentarse a una de sus mesas para disfrutar de un ligero refrigerio mientras descansas viendo las palomas revolotear.
En el centro de esta pequeña plaza, a la sombra de palmeras y ceibas, se sitúa un elegante busto de bronce de Francisco de Goya, obra del artista zaragozano Honorio García Condoy. La escultura se realizó el último cuarto del siglo XX en bronce, a partir de la original del autor en yeso que realizó en 1926.
En diciembre de 1926 Ignacio Zuloaga, con motivo del centenario de Goya, ofrecía un cuadro para adquirirse por suscripción popular y a su ofrecimiento se sumaron los artistas Ángel Díaz Domínguez, Ramón Martín Durbán y Honorio García Condoy, que participó con un busto de Goya para que presidiera el baile de época a celebrar en La Lonja.
Dicho busto en yeso, adquirido por el Ayuntamiento por 500 pesetas (unos 2.500 euros actuales) estaba en paradero desconocido hasta que lo encontraron en un pasillo del antiguo Ayuntamiento de Zaragoza. Con posteridad, fue pasado a bronce y en 1987 colocado en la plaza del Carmen sobre pedestal de piedra de Calatorao, obra de la Asociación Pablo Gargallo, liderada por Alberto Pagnussatt.
En una esquina de la plaza, el Café Chipre ofrece decenas de variedades y combinaciones del néctar oscuro de los dioses, para todos los gustos. Y si el hambre aprieta, sirven ensaladas, sándwiches y bocadillos de gran calidad y muy originales, desde el clásico bocadillo de jamón con tomate a la parrillada de verduras con queso brie.
También tienen refrescantes zumos de todo tipo de frutas y una selección de batidos para chuparse los dedos.
Oreo, kit-kat, dulce de leche, yogur… en el Café Chipre han encontrado el perfecto equilibrio entre sabores tradicionales y nuevas variedades. Con una oferta tan variada la indecisión es legítima.
Justo al lado, el restaurante asiático Bo Wok propone platos elaborados con productos frescos y una cocina abierta donde los maestros del fuego saltean los ingredientes entre llamaradas. El resultado son platos crujientes, sabrosos y también saludables.
Sus tallarines, fideos, arroz y sushi se han convertido en platos más que codiciados. La fórmula Bo Wok puede ser simple, pero no te la acabas nunca.
Puedes llamar y esperar unos minutos a que traigan tu pedido a casa, pasar a recogerlo, o si tienes suerte, mucha suerte, sentarte en una mesa (lo normal es que tengas que hacer varias intentonas para conseguirla) y comértelo en el local.
Muy cerca, en el número 2 de la calle Marceliano Isabal, se ubica el Udón. En este establecimiento de comida rápida japonesa sirven deprisa pero con mucha amabilidad. Podéis comer todo tipo de fideos: los soba (delgados) y los udon (gruesos). Sus salteados también merecen mucho la pena.
La Plaza del Carmen es uno de los lugares más populares e importantes del Centro de Zaragoza, por donde transitan miles de personas diariamente, y donde muchos deciden hacer estancia para mimar los sentidos, especialmente la vista y el gusto.