El Jardín de Invierno
El Jardín de Invierno

El Jardín de Invierno

El Jardín de Invierno se inauguró en 1959, tras una remodelación de una antigua gravera en la zona del parque conocida como Cabezo de Buenavista, que consistió, entre otras actuaciones, en la adecuación de un espacio para la celebración de diversos espectáculos.

El espacio tiene capacidad para 3.000 personas sentadas, un escenario de mampostería de más de 20 metros de longitud, una profundidad de ocho metros y una elevación de 1.60 metros.

La disposición del Jardín de Invierno hace que se encuentre protegido del Cierzo y tenga un microclima propio.

Es un lugar romántico y señorial inspirado en la belle époque. Los jardines al estilo francés, diseñados en los años 50, son el hogar de hayas, palmitos, magnolios, cedros del Himalaya, cipreses grises de Arizona -que solo se encuentran en la parte central del Pirineo-, adelfas, retamas, thuyas, pinos y palmeras. Pasear por sus senderos supone un auténtico espectáculo.

Acceso al Jardín de Invierno desde el Cabezo Buenavista del Parque Grande

Más de 150 plantas de 20 especies diferentes componen el Jardín de Invierno

Escenario del Jardín de Invierno

El Jardín de Invierno está lleno de caminos y de laberintos de arbustos

Más de 150 plantas de 20 especies diferentes componen este curioso paisaje que llega a su máximo esplendor en los meses de abril y mayo. Es un sitio perfecto para llevar a los peques de expedición botánica.

Está lleno de caminos y de laberintos de arbustos. También esconde algún que otro lugar secreto como un banco en lo alto de la colina que hay en la parte oeste, desde el que se ven las mejores puestas de sol.

Es bastante tranquilo y familiar. Es frecuente ver a mayores paseando, niños jugando, el club canino de las 20:00, o jóvenes tomándose algo en las terracitas del andador más cercano.

Dirección: Detrás del Monumento a Alfonso I el Batallador, en el Parque Grande José Antonio Labordeta

 

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