Trasmoz es un bonito pueblo ubicado en las faldas del Moncayo, cerca del Monasterio de Veruela, conocido tanto por su belleza natural como por su enigmática historia. Con una atmósfera que mezcla realidad y leyenda, este lugar ha sido durante siglos escenario de historias de brujería, hechicería y conflictos con la Iglesia.
El pueblo es célebre por ser el único de España excomulgado y maldito. Su excomunión data del siglo XIII, resultado de conflictos con el cercano Monasterio de Veruela. Una versión señala que todo comenzó por disputas sobre los derechos de leña en los bosques circundantes. Otra leyenda sugiere que los habitantes de Trasmoz acuñaban moneda falsa en su castillo, utilizando las minas de metal cercanas. Para disuadir a los intrusos, se hizo correr el rumor de que el castillo era un lugar de aquelarres y conjuros.
Sea como fuere, en 1255, el obispo de Tarazona, persuadido por el abad de Veruela, excomulgó a la localidad. Pero esta no fue la única condena; en 1511, debido a un conflicto por los derechos del agua, el abad de Veruela maldijo a Trasmoz, reforzando aún más su leyenda oscura.
El imponente castillo de Trasmoz, que domina el paisaje, es una pieza central en la narrativa del pueblo. Construido en la Edad Media y habitado por diversos señores bajo el feudo de la monarquía aragonesa, este castillo se ha mantenido como símbolo de poder y misterio. Aunque ahora en ruinas, su torre del homenaje ofrece impresionantes vistas del valle y del Parque Natural del Moncayo.
El castillo alberga el Museo de la Torre, el Caballero y la Brujería, un espacio que recoge objetos hallados en excavaciones y explora la fascinante relación del pueblo con la brujería y las supersticiones. Las leyendas locales sostienen que el castillo era un punto de encuentro para las brujas de la zona, un rumor que aún hoy persiste y atrae a visitantes de todas partes.
Gustavo Adolfo Bécquer, el célebre poeta sevillano, también dejó su huella en Trasmoz. Fascinado por la atmósfera de misterio y las leyendas de brujería, Bécquer dedicó tres de sus «Cartas desde mi celda» a este lugar y a su castillo, describiendo la vida de sus habitantes y las historias que circulaban en torno a las brujas, como la famosa Tía Tasca, quien fue asesinada en 1850.
Hoy en día, el pueblo honra la memoria del poeta con una estatua y un mural conmemorativo realizado por el artista Adrián Pereda. Además, los visitantes pueden seguir a pie o en bicicleta los caminos que Bécquer recorría, inspirados por la belleza y el misterio del lugar.
Cada año, Trasmoz celebra su peculiar historia con la Feria de la Brujería, la magia y las plantas medicinales, que atrae a miles de visitantes interesados en conocer más sobre las leyendas locales. Otro evento significativo es la Luz de las Ánimas, que se celebra la noche de Todos los Santos y culmina con la sobrecogedora Procesión de las Ánimas, una tradición que refuerza la conexión del pueblo con lo sobrenatural.
A pesar de su historia de excomunión y maldición, Trasmoz es hoy un destino que invita a los viajeros a explorar sus misterios, disfrutar de su entorno natural y degustar sus productos artesanales como quesos, aceite y miel. Un lugar único, con una atmósfera que no deja indiferente a nadie, donde la línea entre la historia y la leyenda es tan difusa como la bruma que a menudo envuelve el Moncayo. Así es Trasmoz, un pueblo que no deja de sorprender y que mantiene viva su fascinante leyenda.