Está en pleno centro, junto a una de las vías más emblemáticas de Zaragoza y a unos pocos metros de la Basílica del Pilar. Sin embargo, la Calle Contamina luce mucho menos lustrosa que la Calle Alfonso y que la plaza que ejerce de corazón de la ciudad.
Contamina siempre nos ha parecido una calle sin terminar. Un trabajo de construcción largamente postergado donde los habitantes, qué remedio, se han ido instalando en los sitios disponibles.
Contamina no llega a ser inhóspita, pero tampoco es amigable.