La idea de crear el reloj solar más grande del mundo en Zaragoza empezó a ser valorada por el ingeniero de caminos Juan Antonio Ros en la segunda mitad de 2006, el cual se puso a trabajar en la cuestión de inmediato, aunque en principio como algo particular.
Dicha idea adquirió la categoría de proyecto hacia mayo de 2008, poco antes de la inauguración de la Expo 2008, en cuya preparación Juan Antonio Ros Lasierra había participado activamente con labores como la dirección de las obras de la Noria de la Paz o el diseño del propio Reloj Solar de la Noria, cuando su idea fue asumida también por sus compañeros en el Consorcio Expo 2008, que presentaron una propuesta a Multicaja para llevarla a la práctica, que aceptó hacerse cargo de una parte considerable de la financiación, entrando en contacto con el propio Ayuntamiento de Zaragoza para que se hiciera cargo del resto, para lo cual, entre otras cosas, la entidad financiera envió una carta con la propuesta económica de su Consejo Rector.
El proyecto técnico, astronómico y artístico para crear el futuro reloj solar estaba ya terminado por parte de su autor, Juan Antonio Ros, a finales de noviembre de 2008, y para entonces, las negociaciones entre Multicaja y Ayuntamiento de Zaragoza parece ser que estaban ya bastante avanzadas y se había elegido su ubicación, un descampado de 26.000 m2 junto al extremo sur del Parque de Oriente de Zaragoza.
El Reloj Solar Multicaja-Zaragoza, nombre oficial que recibe el reloj solar gigante ubicado en el barrio de Vadorrey, es el más grande del mundo con sus casi 31 metros de altura, posición de la que desbancó al reloj solar de Jaipur (India), creado hacia 1730 y de 27 metros de altura.
En concreto, la altura del reloj zaragozano, que corresponde a su gnomon o mástil inclinado sobre el que incide la luz solar proyectando una gran sombra sobre el suelo que permite calcular la hora, es de 30,343 metros, una medida simbólica obtenida de la proporción de la distancia entre el reloj y el sol, de acuerdo con las divinas proporciones por las que se regían los clásicos.
Precisamente, dicho tamaño tan enorme convierte a este reloj en una atracción y un punto de referencia para publicaciones especializadas y aficionados de todo el mundo.
El propio autor considera este reloj una auténtica ‘escultura solar’, la cual destaca también desde un punto de vista técnico, ya que su diseño está muy cuidado en lo relativo a prevención de vibraciones generadas por vientos huracanados y en la detección de posibles pequeños seísmos.
El elemento más destacado y fundamental de este reloj solar es su gran gnomon, realizado en acero corten oxidado, un mástil inclinado de 46 metros de longitud cuyo remate se ubica a los antes citados 30,343 metros de altura. Su anchura es de 1 metro, mientras que su profundidad es variable, reduciéndose conforme gana altura, lo que contribuye a aligerarlo visualmente al otorgarle un aspecto estilizado, acentuado gracias a su depurado y sobrio diseño.
Puede llegar a proyectar una sombra de más de 500 metros de longitud, y la punta de dicha sombra puede moverse en ciertos días a una velocidad de 7 metros por minuto, lo que hace que su movimiento sea visible a simple vista.
La precisión de lectura del reloj es de unos 15 segundos, y está dotado para marcar, entre otras cosas, los cambios de estaciones.
El pavimento recrea una gran estrella cardinal que incluye una representación de la constelación de la Osa Menor en su proyección exacta.
Dirección: Junto al extremo sur del Parque de Oriente, en la ampliación de dicho parque junto al Puente de la Unión o de Las Fuentes