La animada Avenida Compromiso de Caspe se extiende por más de 1,25 kilómetros, actuando como uno de los principales ejes vertebradores del barrio de Las Fuentes, una zona que comenzó a desarrollarse a mediados del siglo XX con la llegada masiva de migrantes rurales. Este crecimiento impulsó la urbanización de la avenida, que ha acompañado a la evolución del barrio desde sus inicios.
El barrio de Las Fuentes surgió durante los años 50 y 60, como resultado del aumento de la población trabajadora que se estableció en la zona. La construcción de las primeras viviendas sindicales en el corazón del barrio marcó el comienzo de su expansión. Compromiso de Caspe ha sido desde entonces una arteria esencial, conectando el límite exterior de la ciudad con la Z-30, que marca la frontera urbana actual.
Con sus edificios residenciales de gran tamaño, es fácil imaginar cómo cada construcción ha sido testigo de distintos capítulos de la historia de Zaragoza. Esta avenida corre paralela a su hermana gemela, la calle Rodrigo Rebolledo, aunque destaca por sus aceras más anchas y sus árboles más grandes, lo que le otorga la categoría de avenida.
La última gran reforma que vivió fue a principios de los 2000, cuando el crecimiento del barrio obligó a renovar toda la red de saneamiento y abastecimiento de agua bajo su asfalto. Aunque estas obras se prolongaron durante diez meses, afectando gravemente al comercio, muchos vecinos, como Antonio Garrido, recuerdan cómo la avenida ha logrado recuperarse y volver a florecer, con locales que rápidamente encuentran nuevos ocupantes.
A pesar del impacto de la crisis económica, que provocó el cierre de numerosos locales y dejó más de 50 establecimientos desocupados, según el último censo de ECOS, la avenida sigue siendo un centro comercial clave en Zaragoza, especialmente en el tramo que atraviesa Las Fuentes. Aunque el tramo que va desde Miguel Servet hasta Jorge Cocci presenta algunas diferencias en el tipo de viviendas y el nivel de renta, la avenida conserva su vitalidad, siempre llena de personas de todas las edades que recorren sus aceras.
La Avenida Compromiso de Caspe, siempre concurrida y agitada, es testigo del bullicio constante de Zaragoza, donde el claxon de los autos se mezcla con el ajetreo de la vida diaria. Sin embargo, si alzas la vista y observas detenidamente, descubrirás una fascinante mezcla de estilos arquitectónicos, la huella del crecimiento urbano que se ha producido a lo largo de las décadas. Desde las primeras parcelas en la zona semirural en el siglo XIX hasta su configuración actual, cada construcción cuenta una historia.
Uno de los puntos emblemáticos de la avenida es el matadero municipal, que antaño era un lugar de sacrificio y despiece de animales, y hoy se ha convertido en un centro cívico. Hace décadas, los rebaños entraban al barrio por la avenida, y los vecinos recuerdan el olor y la suciedad que provenían de este edificio. Aunque el matadero ha cambiado su función, Compromiso de Caspe sigue siendo un paso clave para las líneas de autobús que conectan Las Fuentes con el resto de la ciudad.
Con el paso del tiempo, la avenida ha visto cómo propuestas como la segunda línea del tranvía estuvieron a punto de pasar por allí, lo que habría supuesto una renovación total de la escena urbana. Aunque este proyecto no se materializó, Compromiso de Caspe sigue siendo una vía clave en la vida cotidiana de Zaragoza, uniendo lo antiguo y lo moderno, el bullicio y la historia.
En el número 105 se encuentra Il Carrettino, una pequeña heladería a la que peregrinan los amantes de los helados italianos de primera calidad. Sus helados artesanales de sabores tan ricos como nata, stracciatella, chocolate blanco y bombón, queso manchego y arándanos, leche merengada o tutti-frutti. Apenas una cucharadita basta para hacerse devoto.
Eso (y muchísimo más) es la Avenida Compromiso de Caspe: un lugar donde es fácil perderse y sentirte dentro de una aventura, una locura y un remanso de paz, todo depende de donde estés y del momento del día.
La Avenida Compromiso de Caspe es esa otra parte de Zaragoza de la cual no hablan generalmente las guías turísticas, pero igual llena de vida y gente.