En el barrio de La Almozara hacía falta un sitio como el Bar Gilda, un local de tapas de estilo creativo y joven, pero que huye del ‘gastropostureo’. La Gilda es su banderilla de referencia.
A finales de los años cuarenta, Blas Vallés tuvo la idea de pinchar en su taberna del Casco Viejo de San Sebastián los tres ingredientes que componen la banderilla: una aceituna, una anchoa y una guindilla.
El bautizo, cuentan, lo llevó a cabo un cliente, José María Aramburu, alias Txepeta, quien decidió llamarla Gilda en honor a la película de Rita Hayworth del mismo nombre, porque era verde, salada y un poco picante. Setenta años después, el pincho sigue elaborándose de la misma manera.
Sara Ruiz y Pablo Chueca, propietarios del Bar Gilda, apuestan por la cocina tradicional y por los platos más caseros con recetas de la abuela.
Su Gilda está elaborada con una aceituna variedad gordal, grande y de textura suave y carnosa. Abren cada aperitivo por la mitad y rellenan la oliva con la anchoa y la guindilla picante para que, de esta forma, se integren mucho más los sabores de los tres productos.
Aquí encontraremos un buen producto y algunas recetas imaginativas como el arenque con guacamole o el paté de zanahoria y anacardos con mojama de atún, remolacha encurtida y pipas de calabaza tostadas, pero sobre todo buen producto a precio asequible como las bombas (aceitunas rellenas), las anchoas del cantábrico, el jamón batido o el clásico guardia civil (sardina pimiento del piquillo, pepinillo y tomate).
Y unas gildas fenomenales, que son homenaje-variación a la receta tradicional.
Pese a que las gildas y el resto de banderillas ocupan las barras de bares y vermuterías de diseño, lo cierto es que los encurtidos son de todo menos modernos. A los romanos ya les gustaba poner aceitunas de colores en la mesa. Era el primer aperitivo, como ahora.
Todo se hace al momento, y encontramos tanto platillos clásicos como tapas muy bien hechas.
Y de beber, te recomendamos probar su sabroso vermut casero o una limonada fresquita.
No es otro local con concepto y tampoco le va el rollo de la comida deconstruída. El Gilda ha llegado para ponerle remedio a un importante (y preocupante) problema zaragozano: la escasez de bares de toda la vida… pero bonitos. No te quedes con las ganas y ve a conocerlo.
Además, suele tener muestras fotográficas espléndidas.
Dirección: Avenida Almozara 8, muy cerca de la Plaza Europa
Facebook: https://www.facebook.com/GILDA