La calle Bilbao es ese pequeño tramo que va desde el semáforo de Casa Jiménez hasta el semáforo del Paseo de Pamplona.
Esta situación privilegia la convierte en una de las calles más caras de la ciudad tanto para vivir como para comprar.
Cronistas nacionales y extranjeros de todas las épocas han descrito a la calle Bilbao desde su surgimiento como «una de las calles más animadas de Zaragoza». En la calle Bilbao aun hoy se mantiene esa tradición y funciona atestada de establecimientos minoristas que se recorren con la tranquilidad y naturalidad de un paseo.
En el trazado de la calle se alternan numerosas tiendas, hoteles, restaurantes y otros lugares de interés.
Instalaciones recientemente restauradas y modernas se dan la mano con el pasado. Las viviendas modernistas nos salen al paso, con sus balcones de forja que sobresalen a la construcción misma, los techos de tejas o los bellos vitrales, típicos del decorado de las viviendas burguesas de principios del siglo XX.
En el número 10 está el colegio Compañía de María. El edificio fue proyectado por Regino Borobio y se construyó en su mayor parte entre 1925 y 1928, salvo la iglesia y dependencias anejas que se realizaron entre 1951 y 1952.
El programa funcional se resuelve en un ejercicio brillante siguiendo las pautas de Juana de Lestonnac, fundadora de la Compañía de María, en las que se indica que la construcción debe permitir el perfecto desarrollo de las actividades religiosas (clausura) y las apostólicas (enseñanza) y para ello la edificación debe ser preferiblemente simétrica situando la iglesia entre las zonas destinadas a las religiosas y las alumnas.
En el número 12 se encuentra el restaurante Hayaci, uno de nuestros japoneses favoritos en la ciudad.
Cocina sin florituras. No esperes creaciones originalísimas, makis cargados piruetas estilísticas ni una carta con infinitas opciones. Este es un restaurante de cocina japonesa clásica.
El local tiende a la austeridad (pocos detalles decorativos) pero el espacio está bien resuelto, posee equilibrio (una barra y una decena de mesas). El comedor resulta agradable en su sencillez (quizás algo ruidoso cuando se llena), y la responsable de sala es muy atenta y cómplice.
En el 13 se sitúa Rinconete, el lugar perfecto para parar a tomar una caña y picar algo rico de comer antes de seguir con nuestra ruta por el centro.
Rinconete apuesta por una cocina de autor elaborada con productos de temporada, próximos y de calidad. Aquí encontraremos un buen producto y algunas recetas imaginativas, pero sobre todo buen producto a precio asequible.
La calle Bilbao es una de las zonas más comerciales de la ciudad y siempre está llena de gente de todas las edades, por lo que es un gran lugar para experimentar la atmósfera incomparable del centro de Zaragoza.
Todo el conjunto arquitectónico y humano es impresionante, y el paseo por una de las principales arterias comerciales y turísticas de Zaragoza se hace totalmente ineludible, tanto para los viajeros que llegan por primera vez a la capital maña como para aquellos que la conocen como la palma de su mano.