La plaza de la Seo ha sido el centro religioso, político, económico y social de Zaragoza durante 2.000 años, desde época romana hasta comienzos del siglo XIX.
En 1988, Julio Díaz-Palacios elaboró un plan para renovar la plaza. Durante las excavaciones obligatorias, surgieron estructuras arqueológicas de gran relevancia pública. Este hallazgo modificó el proyecto original y requirió la redacción de uno nuevo, a cargo de José Manuel Pérez Latorre en 1989.
El nuevo diseño tenía como objetivo recuperar las ruinas arqueológicas y devolver a la plaza el esplendor que la Catedral de La Seo merecía. El autor propuso conservar estas ruinas permitiendo su contemplación, y para ello se planeó la construcción del Museo del Foro Romano, una sala subterránea de 2.000 metros cuadrados.