El Jardín de la Memoria es uno de los parques más grande de San José y, por tanto, uno de sus pulmones más importantes.
En 1985, la Asociación de Vecinos de San José logró que los terrenos de la antigua fábrica de textiles Pina se convirtiesen en una zona verde construida desde la participación vecinal directa, que terminaría convirtiéndose en el actual Jardín de la Memoria.
En el centro de este jardín se encuentra La Bañista, obra del escultor escultor Carlos Ochoa. La Bañista es la representación de una figura femenina que tiene intención de tomarse un baño en el estanque de Cantarranas, anhelo que los vecinos del barrio de San José tenían por conseguir una zona de baño en el propio parque y que propició la elaboración de la misma.
El Jardín de la Memoria establece un importante vínculo con su pasado, manteniendo el carácter aterrazado de esta zona del barrio y su relación con el agua que bajaba del Canal Imperial, a través de diferentes elementos que componen el espacio, la antigua acequia del Ontonar (que data del siglo XVIII), y el estanque de Cantarranas, además de mantener un área de huertas que se siguen cultivando y que ocupan un espacio central del conjunto “El huerto del abuelo”.
El artista Julio Le Parc ofreció a los vecinos un proyecto de glorieta, para el lugar de encuentro del parque, pero fue desestimado por cuestiones de presupuesto, de modo que de todo el espacio resultante es la escultura de La Bañista la pieza tridimensional más destacada.
Carlos Ochoa también se encargó de diseñar el entorno al monumento realizando las ranas de bronce del pequeño estanque Cantarranas al pie del que surge la figura.
El conjunto fue supervisado por el arquitecto Antonio Lorenzo, y en el diseño general del espacio fueron invitados otros artistas locales, como Ruben Enciso, que colaboró con un mural donde se recogen las huellas en hormigón de los vecinos y Fernando Malo que planteó otro mural cerámico.
Dirección: Accesos por Avenida San José, Pintor Marín Bagués y Joaquín Sorolla