Huesca, de unos 50.000 habitantes, cuenta con dos restaurantes con estrella Michelin (Tatau Bistro y Lillas Pastia), algunas de las mejores pastelerías españolas y una histórica tienda de ultramarinos que ha salido en The New York Times (La Confianza).
El buen tapeo es una costumbre muy arraigada en toda Huesca, y muy especialmente en la capital.
A la hora del vermú o antes de la cena conviene darse una vuelta por la zona de Los Cosos, por el Tubo o por algunos de los bares más típicos de la plaza de Navarra o la calle del Padre Huesca, y degustar unas migas, una sopa oscense, unas verduras o un bacalao ajoarriero, todo regado con buenos vinos del Somontano.
Trenza o pastel ruso. Estos dulces resumen una tradición pastelera de siglos. En Ascaso (Coso Alto, 9), la tahona data del siglo XIX, cuando el bisabuelo de la actual propietaria comenzó a hornear. La repostería aparece en la lista de las 50 mejores pastelerías de Europa.
Máximo exponente de la arquitectura gótica de la provincia, la catedral de Huesca destaca sobre todo el barrio antiguo de la ciudad. Fue mandada construir por Jaime I en 1273 y se asienta sobre los cimientos de la antigua mezquita mayor. Llama la atención su portada, una delicada y escultural arquería con 14 estatuas de apóstoles y santos, entre ellos San Lorenzo, patrón de la ciudad.
Enfrente queda el edificio del Ayuntamiento de Huesca, un palacio del plateresco renacentista aragonés, fechado en 1577.

Entrar en Tatau Bistro (Calle Azara s/n) es entrar en el universo de Tonino Valiente y Arancha Sainz, una pareja que apostó todo a una carta y triunfó. ¿Qué cual era esa carta? Una barra. Pero lo que a simple vista parecía una barra escondía mucho más en su interior: alta cocina en formato tapa, productos de calidad que van cambiando según la temporada y un equipo apasionado por su trabajo. El restaurante recibió una merecida estrella Michelín en 2014.
Tuber melanosporum, o trufa negra, es otra maravilla que esconde el suelo de los Pirineos. Y el restaurante Lillas Pastia (una estrella Michelin), está especializado en usar los hongos en sus exquisitos platos.
El Lillas Pastia está situado en la planta baja del Círculo Oscense o Casino (Plaza de Navarra, 4). En este edificio modernista, de principios del siglo XX, se citaba la vanguardia de la época, entre ellos el escultor Ramón Acín.
Su Monumento a Las Pajaritas, situado en el parque municipal de Miguel Servet, se transformó en emblema de la ciudad desde su instalación en 1929.



Ubicada en la Plaza López Allué, La Confianza ha estado abierta en Huesca desde 1871 sin interrupción, ni siquiera en la Guerra Civil dejó de atender a sus clientes. En el comercio se venden legumbres, quesos, dulces, vinos, especias a granel y todo tipo de especialidades locales. Todo está a la vista.

Hace varios años apareció una reseña de La Confianza en el New York Times. “Me recuerda a las tiendas del Oeste Americano, donde podía comprarse cualquier cosa, desde una pastilla de jabón a un rifle”, comentó maravillado el periodista a los propietarios.
Cuando la vista ya ha recorrido las estanterías y los objetos posados en ellas, se desvía al techo. Allí pueden verse varios frescos con motivos alusivos al comercio firmados por León Abadías, pintor oscense del siglo XIX que tuvo como discípulo en sus clases de dibujo al premio Nobel de Medicina Santiago Ramón y Cajal.

El teatro Olimpia (Coso Alto, 40-42) es uno de los edificios más elegantes de Huesca. De 1925, cerró en 2003 y, tras una profunda reforma, en 2008 reanudó su programación.


Como muestra del panorama alternativo nos dirigimos al barrio del Perpetuo Socorro para visitar las intervenciones artísticas de la iniciativa ‘Barrioh!’.
Las fachadas de varios edificios albergan ocho murales y una obra de medio formato de los artistas Alva Moca, Bhurton, Dourone, Helen Bur, Javier Aquilué, Jesús Brea, Marta Alonso, Sojo y Verónica Soto.
En las intervenciones se han plasmado las principales preocupaciones, inquietudes y características de esta zona de la capital oscense, donde la diversidad cultural, la inmigración, el cuidado a otros y las cargas, la fuerza y el espíritu luchador son algunas de las señas de identidad.



A las afueras de Huesca (unos 25 minutos caminando), sorprende el CDAN (Centro de Arte y Naturaleza. Avenida del Doctor Artero s/n). Proyectado por Rafael Moneo, este impresionante espacio abrió en 2006 para albergar la colección de arte contemporáneo Beulas-Sarrate. Una visita imprescindible.