Las de nuestras madres y abuelas son las mejores, eso ya lo sabemos, pero las croquetas se han convertido además en uno de los platos principales de muchos bares y restaurantes de Zaragoza. La receta tradicional ha dado paso a la innovación, cambiando la clásica bechamel con trocitos de jamón por pollo al curry, rabo de toro, boletus e incluso camarones.
Tal es el resurgir de la croqueta que hay locales que la han convertido en la protagonista de su carta. Repasamos algunos de los mejores rincones zaragozanos donde disfrutar de las más originales, sabrosas y contundentes.
El Truco
Situado en el corazón de El Tubo se encuentra el bar con más magia de Zaragoza, y es que está regentado por Mario Cobretti, un ilusionista aragonés muy conocido.
Definitivamente, es el paraíso para los celíacos, ya que todo lo que preparan es libre de gluten.
Huevos rotos con carrilleras y reducción al Pedro Ximénez, una gran variedad de croquetas, caracoles a la llauna o su famosa brocheta de rape con langostinos y salsa tártara son solo algunas de las deliciosas propuestas que encontrarás en este establecimiento.
El local no es muy amplio, con solo una media docena de mesas altas, ideal para estancias breves. El ambiente es informal y animado, y el servicio es rápido y eficiente.
Dirección: Calle Estébanes, 2
El Bandido
La gastada palabra «honestidad» se llena de significado en una carta que no busca marear, basada en la buena materia prima, pero que conoce sus limitaciones. Huye del sobado «para compartir» con la idea de «platos que pueden crecer».
Situado en un moderno local de la tranquila Calle Manuel Lasala, el Bandido ofrece dos ambientes bien diferenciados. Por un lado, un gran mostrador lleno de sugerentes tapas y raciones donde se come de pie en mesas altas.
El otro área del Bandido es un íntimo y agradable reservado para cenas con unas pocas mesas donde se sirven los exquisitos platos de la carta. Además, su terraza, tranquila y sombreada, es uno de los lugares más frescos y deliciosos de la ciudad.
Aquí encontraremos un buen producto y algunas recetas imaginativas como el canelón de boletus y foie de pato en su salsa, las alcachofas salteadas con jabugo o virutas de foie o los ravioli de rabo de toro, pero sobre todo buen producto a precio asequible como el salmón marinado al eneldo y queso cremet o los huevos rotos con jamón ibérico.
Dirección: Calle Manuel Lasala, 22
La Jaula de Grillos
Otra muesca en la rueda del tapeo por la muy recomendable zona centro.
Elaboraciones honestas que siguen la temporada y realzan la excelencia que buscan siempre para su materia prima.
La tortilla de patatas no es una artesanía exacta, puede ser más o menos sabrosa, aunque la del Bar La Jaula de Grillos siempre sea satisfactoria.
Ofrecen una carta sin gluten con todo tipo de tapas, croquetas, tortilla de patatas, crepes saladas, hamburguesas, pizzas y postres.
También, tienen opciones veganas o aptas para intolerantes a la lactosa (platos elaborados sin proteína de leche).
Dirección: Calle Juan Bruil, 19 (a pocos pasos del Paseo de la Independencia)
Taberna Doña Casta
Si te gusta el tapeo sin demasiadas florituras, la Taberna Doña Casta está especializada en croquetas caseras y huevos rotos.
Aquí Dora Gracia (cocinera-propietaria) y su equipo apuestan por la cocina aragonesa tradicional y por los platos más caseros con recetas de la abuela. Todo se hace al momento, y encontramos tanto platos clásicos como tapas muy bien hechas. La experiencia provocará una pequeña perturbación en vuestra cuenta corriente, pero valdrá la pena.
Dirección: Calle Estébanes, 6
Bar Entalto
Taberna castiza donde las haya, el Entalto es famoso entre los amantes de su plato estrella: las croquetas.
Desde las clásicas de jamón o boletus hasta sabores de lo más variopintos, como roquefort con beicon; ternasco o longaniza, en su carta encontraréis esta tradicional tapa para todos los gustos y apetitos, ya que podéis pedir media ración si no estáis muy hambrientos ese día.
Es además uno de los mejores locales para tapear en La Magdalena, con una carta de raciones sencilla pero todas gustosas y a buen precio.
Dirección: Calle Mayor, 50
Bar Hermanos Teresa
Situado en el barrio de San José, algo alejado del centro turístico de Zaragoza, el Bar Hermanos Teresa es un clásico de la escena gastronómica zaragozana que bien merece el desplazamiento.
Con muy buen producto esta casa de comidas renovada con muy buen gusto convence por la sencillez y honradez de su oferta. Hay respeto por la tradición y la calidad de la materia prima. Es puro disfrute.
Su especialidad son las tapas y raciones de sabores tradicionales, como las cazuelitas de garbanzos con bogavante, los callos de ternasco, los huevos rotos con foie y jamón, las cocochas de bacalao al pil-pil, el montadito de sardina marinada con tomate y ajoaceite, las madejas de cordero, la croqueta de la casa, los chipirones negros con salmorejo cordobés, el sándwich crujiente de quesos aragoneses trufados o la deliciosa tortilla de patata sobre salsa de pimentón y cominos.
Dirección: Calle del General Ricardos, 11
CroquetArte Centro, CroquetArte El Tubo y CroquetArte Romareda
De la pasión por las croquetas, que es lo mismo que decir del amor, defendido a capa y espada, por la receta materna, nace este local.
En CroquetArte tan solo venden croquetas, eso sí, lo hacen de todas las maneras y en todos los formatos posibles: para tomar en el propio local, llevar a casa, tanto cocinadas como frescas o congeladas, o para consumir dando un paseo en formato de cono para llevar.
Hay versiones más tradicionales (de jamón, de boletus, de ternasco al chilindrón o de bacalao con gambas) y ejemplares más innovadores (de carabineros, de risotto con shiitake al parmesano o de morcilla con pera al vino tinto).
Direcciones:
CroquetArte Centro, Coso, 14
CroquetArte El Tubo, Calle Cuatro de Agosto, 23
CroquetArte Romareda, Calle Eduardo Ibarra, 8, local Q3 (frente al Estadio de la Romareda)
El Trujalico
El Trujalico vive en una dimensión donde las etiquetas se colapsan: es un bar, un café, un restaurante, una vermutería… Bueno, básicamente es una trinchera donde refugiarse a cualquier hora del día.
Un espacio que combina la baldosa blanca de toda la vida con ladrillos a la vista y paredes inacabadas, de aire vintage e industrial.
Su equipo apuestan por la cocina aragonesa tradicional y por los platos más caseros con recetas de la abuela. Todo se hace al momento, y encontramos tanto platillos clásicos como tapas muy bien hechas.
Aquí encontraremos un buen producto y algunas recetas imaginativas, pero sobre todo buen producto a precio asequible como las bolitas de bacalao, las croquetas -entre ellas destaca la de jamón, todo un sello de identidad del establecimiento- o las salmueras -salmueras de calidad que llegan desde Salazoneras Aragonesas, en Albalate del Arzobispo-. Y unos bocatines fenomenales (guardia civil, escabeche con anchoa, boquerón, tortilla de patata, jamón, queso…)
Dirección: Calle Mayor, 14
Bodegas Almau
Si decides visitar ‘El Tubo‘, la popular zona de bares de tapas situada en el casco histórico de Zaragoza, no te pierdas Bodegas Almau, un lugar lleno de encanto regentado ya por la cuarta generación desde que fuese fundado en 1870.
Bodegas Almau es un lugar ideal para refrescarse con una copa de vino y una de sus sugerentes tapas. El local es pequeño y dispone de una barra larga y unas pocas mesas.
Entre las especialidades de la casa, el dulce de anchoa (anchoa en salmuera abierta, crema de rulo de cabra, confitura de tomate y virutas de chocolate amargo), la anchoa reina (anchoa en salmuera, crema de aguacate, menta con sirope de Módena y almendra picada), la explosión de vinagre (anchoa en salmuera abierta sobre una base de paté de atún, boquerón y aceituna negra) o la anchoa garum, con miel y moscate.
También puedes dejarte seducir por los montaditos de embutidos y quesos, jamón batido, rebozados varios y algunas de las mejores croquetas de la ciudad (de tinta de calamar, huevo frito, bacon y queso fundido).
Dirección: Calle Estébanes, 10
La Ternasca
La Ternasca es un restaurante situado en el tubo zaragozano, a 1 minuto escaso de la Plaza de España. Su especialidad es el Ternasco de Aragón. Eso sí, servido de mil formas diferentes. Se pueden encontrar desde elaboraciones clásicas como costillas a la brasa, croquetas o canelones, hasta propuestas más innovadoras elaboradas con nitrógeno líquido u otras técnicas vanguardistas.
La Ternasca abrió sus puertas apostando por una cocina aragonesa de autor elaborada con productos de temporada, próximos y de calidad. El restaurante ofrece una cocina imaginativa que toma los productos de Aragón como referencia para sus interpretaciones. Todo ello ofrecido desde una atención cuidada y cercana. Siempre con una sonrisa.
A cargo de los fogones está Cristian Yáñez, un verdadero apasionado de la cocina aragonesa. A lo largo de su trayectoria, ha pasado por las cocinas de algunos restaurantes conocidos en la ciudad, como Las Lanzas, el Botín del Corregidor, El Chalet, el Aragonia Palafox o el Doña Petronila.
Dirección: Calle Estébanes, 9
El Meli del Tubo
Situado en la calle Libertad, a pocos minutos de la Plaza de España y de la Plaza del Pilar, el Méli del Tubo es un establecimiento sofisticado, con un aire retro y tropical, que ofrece tapas y raciones de estilo creativo y joven, en un ambiente cuidado y cercano y con una buena relación calidad y precio.
Llenan cada noche gracias a una fórmula infalible: tapas creativas para el comensal intrépido.
Entre las especialidades de la casa, el ceviche bonaerense de langostinos con chips de plátano macho, la tapa de chuletón la tapa de ternasco con patata (ganadora del 12º Concurso Provincial de Tapas de Zaragoza), la carrillera de cerdo asada al horno con salsa de soja y miel sobre base de patata panadera y con tape de aros de cebollita frita, la butifarra de setas sobre cama de borrajas con ali-oli dulce de moscatel gratinado al horno, el chupa-chups de ternasco asado con queso de cabra y rebozado con migas de pan, la hamburguesa de rape y gambas con cebolla caramelizada en mistela de Valencia, las delicadas patatas bravas, servidas en un original cucurucho de cerámica, la falsa croqueta de yuca y mojo colombiano o el mix de croquetas (mini croquetas de boletus y foei, jamón y cecina y conejo escabechado servidas en una huevera).
Dirección: Calle Libertad, 12
Los Cabezudos
Situado al lado del Coso, Los Cabezudos ofrece una amplia barra y unas pocas mesas en la planta calle, además de un pequeño comedor en la bodega.
Todo se hace al momento, y encontramos tanto platillos clásicos como tapas muy bien hechas.
En cuanto enciendan la brasas vuestro cerebro, convertido en perro de Pávlov, tocará a rebato. El famoso chuletón de Vaca “Goya” de Tolosa, que se deshacen a cada mordisco, o las costillas rematan una dirección informal, efectiva y más que apetitosa.
No llega ni un ruido ni un olor a la mesa desde la que observas cómo trinchan un chuletón para dos personas.
Dirección: Calle Antonio Agustín, 12
Taberna Tragantúa
Situado al lado de la popular Plaza de Santa Marta, el Tragantúa ofrece una amplia barra y unas pocas mesas en la planta calle, además de un pequeño comedor en la bodega.
Todo se hace al momento, y encontramos tanto platillos clásicos como tapas muy bien hechas.
Entre sus especialidades, las raciones de chipirones, el adobo, la gamba de Huelva, los calamares, los pescaítos fritos, los pimientos de padrón o el secreto ibérico, todo delicioso y cocinado a la vista.
No os perdáis sus croquetas de jamón de jabugo. Las hemos probado y puede que sean las mejores croquetas de Zaragoza…
Dirección: Calle Diego Dormer, 17
Bar Cervino
La carta, sencilla, queda corta, pero se encuentran auténticas perlas, como la hamburguesa de ternasco, el langostino con panko o los huevos rellenos de lacón o de pechuga de pollo y jamón.
Su especialidad son las croquetas, ineludibles (cremosísimas y con marcados tropezones).
El Cervino ha elevado la croqueta a la categoría de pequeña aventura culinaria. Olvidaos de las de jamón y pollo y aventuraos a probar la multitud de combinaciones que ofrecen. Podréis encontrar creaciones afortunadas, como las de ternasco, las de rape y gambas, las de queso de oveja con nueces; y las de borraja con trufa, por ejemplo.
El Cervino os romperá el corazón con su vermut cinco estrellas.
Dirección: Calle Ainzón, 18
Los Victorinos
En el corazón del Casco Histórico de Zaragoza, con el bullicio de la plaza de Santa Marta de fondo y el trasiego de Don Jaime I, se descubre un silencioso callejón. Es la calle de José de la Hera, tan estrecha que apenas caben dos personas caminando en paralelo. A pesar de su corta longitud y su angostura, puede alardear de tener una taberna que, en 2006, fue nombrada la mejor de España por los lectores de la ‘Guía Gourmetour’.
Los Victorinos no es un bar cualquiera, es una trinchera, uno de los pocos refugios que resisten en los intestinos del Casco Histórico que mantiene vivo el espíritu cada vez más diluido de la zona.
En la barra de Los Victorinos se siguen ofreciendo propuestas que fueron «pioneras en la ciudad» y que han perdurado durante tres décadas.
Un ejemplo de ello es el huevo escalfado con trufa blanca del Piamonte, el volcán de morcilla, la tapa mudéjar, y los montaditos. También destacan las croquetas, como la de cocido, que sorprende con su relleno de garbanzos, fideos y morcilla.
No puede faltar la tapa de la casa: boletus edulis con salsa de Oporto, jamón y foie, una de las primeras en Zaragoza en traspasar fronteras.
Dirección: Calle José de la Hera, 6
Mesón Martín
Desde que abrió sus puertas el Mesón Martín ha apostado por una cocina aragonesa de autor, elaborada con productos de temporada, próximos y de calidad. El restaurante ofrece una cocina tradicional que toma los productos de Aragón como referencia para sus interpretaciones.
El Mesón Martín ofrece dos ambientes bien diferenciados. Por un lado, un gran mostrador lleno de sugerentes tapas y raciones donde se come de pie. El otro área es un intimo y agradable comedor con unas pocas mesas donde se sirven los exquisitos platos de la carta.
Sus productos estrella, sin menospreciar a las ‘Cocletas Mariví’, son raciones como las alcachofas o el jamón con chorreras, su carpaccio de picaña o sus huevos rotos con foie. Siempre, claro, acompañados de una copa de vino, un vermut o una caña.
El Mesón Martín dispone de varios menús, donde no suele faltar el Ternasco de Aragón o el entrecot de ternera, aunque también sorprenden con otros platos muy elaborados como el rabo de toro al vino tinto, el solomillo de atún rojo, el chuletón de buey o la merluza al estilo Orio.
Dirección: Calle María Guerrero, 26
Menta & Albahaca
Sorpresa, sorpresa: tras lo que parece una cafetería de especialidad con repostería saludable, se esconde una tienda de comida para llevar excelente. En Menta & Albahaca apuestan por una cocina de autor elaborada con productos cercanos y de calidad.
Su carta satisface, llena y no pesa. Tienen una gran variedad de platos para elegir.
Como las ensaladas frescas, la lasaña de calabacín, los noodles (siempre al teriyaki), las migas a la pastora (con longaniza y huevo poché), el poke hawaiano (de salmón al teriyaki, con fruta fresca y arroz aliñado), el humus (de tomate seco, con cebolla morada y encurtidos), las albóndigas vegetarianas, los calamares Thai ( guisados al estilo tailandés y acompañados de arroz), las croquetas (de pollo al curry, setas y trufa, bacalao…) o la carrilleras (de cerdo, al toque de chocolate… tiernas y deliciosas).
Y de postre, tiramisú, tarta de queso (con frutos rojos, crema de vainilla y galleta de jengibre) o choco plátano (nube de plátano, sopa de chocolate y disco de bizcocho).
Dirección: Calle Santa Isabel, 18 (junto a Calle Alfonso I)
Envero Gastro Wine
En Paseo de Rosales, 26, junto a la iglesia del Sagrado Corazón y a pocos metros de la Comisaría de la Policía Nacional, se encuentra Envero Gastro Wine, un bar que desde su apertura a finales de 2017, ha logrado consolidarse en la zona. Este acogedor local, dirigido por Eva Costas y su hijo Alejandro, ha ganado popularidad gracias a su atento servicio, su cuidadosa selección de vinos y una carta gastronómica que no deja de sorprender.
La carta de Envero Gastro Wine incluye una deliciosa combinación de platos fijos y propuestas fuera de carta que varían frecuentemente, permitiendo a los clientes disfrutar de nuevos sabores en cada visita. Sus platos se pueden disfrutar tanto en las mesas altas del interior como en la terraza exterior, situada junto al muro de la iglesia del Sagrado Corazón.
El local ha recibido varios reconocimientos por sus originales creaciones. En 2019, fueron galardonados con el premio a la Croqueta Innovadora en el I Concurso de Croquetas de Zaragoza, gracias a su croqueta de gambas con palito de cangrejo y surimi de langosta, envuelta en un rebozado crujiente de kikos y acompañada de salsa tártara.
Dirección: Paseo Rosales, 26