Esta estación se inauguró en mayo del 2003, tras varios proyectos presentados, éste fue el definitivo, llevado acabo por el equipo de arquitectos Carlos Ferrater, José María Valero y Félix Arranz.
Está concebida como una estación intermodal para trenes y autobuses en la que se puede encontrar alojamiento, centros de negocio, y una amplia oferta de servicios para los viajeros.
La Estación Zaragoza Delicias permite unir, por sus dimensiones, la monumentalidad propia de las grandes estaciones con la arquitectura más moderna y propia del siglo XXI, lograda a través de los materiales empleados, como el cristal y el hormigón.
En la fachada sur de la estación estaba proyectada la construcción del Museo del Ferrocarril de Aragón, bajo una imponente marquesina en voladizo, pero nunca llegó a construirse y quedó inconclusa.
La fachada principal, norte, mira al meandro del río Ebro y al territorio Expo 2008 ofreciendo como presencia un enorme arabesco geométrico de trazas rectas.
Uno de los elementos más novedosos de este proyecto es su cubierta, que desde la lejanía ofrece un perfil insólito con sus grandes arcos en diagonal sobre el cuerpo del edificio, una cubierta de tetraedros que captan la luz y su gran dimensión, rememorando una catenaria invertida.
Las principales críticas que recibe la estación son provocadas por los problemas de calefacción que sufre en invierno, al no haberse activado el sistema de climatización por cogeneración instalado originalmente, y debido también a la ausencia de otros elementos complementarios proyectados en su diseño. Estos problemas han intentado ser paliados mediante la instalación de lámparas de calor y espacios acristalados, aunque sin mucho éxito.
Frente a ella, la pequeña y casi desapercibida Antigua Estación Delicias o de Caminreal, inaugurada en 1932. Inserta en la corriente racionalista, se trata de un edificio sobrio y práctico, en ladrillo.
Dirección: Avenida Navarra, 80