Un nuevo modelo de restaurante chino emerge en Zaragoza, el de segunda generación. Los hijos de aquellos padres chinos que se instalaron en Aragón a principios de los 2000 quieren que se olvide del chopsuey y del cerdo agridulce.
Ellos apuestan por la cocina regional de sus provincias de origen y por platos muy célebres en toda China pero poco conocidos aquí. Sus locales, pensados para una clientela mixta, son urbanos y contemporáneos con toques minimalistas, modernos o ‘vintage’.