La estructura actual del Puente de Piedra fue construida en el siglo XV en estilo gótico, con piedras de Muel, La Muela y Castellar y bajo la dirección de los maestros españoles Frenoya y Coirat y del italiano Matéu.
El proyecto fue de gran envergadura que requirió incluso la ayuda del papa aragonés Benedicto XIII, más conocido como el papa Luna, para la concesión de permisos de extracción de material y construcción.
Posteriormente, el puente ha sido destruido y reconstruido en varias ocasiones debido a las crecidas del Ebro. La riada de 1643, que destruyó las arcadas quinta y sexta fue inmortalizada por Juan Bautista Martínez del Mazo, en su cuadro ‘Vista de Zaragoza’ de 1647.
Las obras de reconstrucción, a cargo de Felipe de Busignac y Borbón concluyeron en 1659 y para conmemorarlo el Concejo de Zaragoza encargó cuatro leones de piedra, símbolo de la ciudad, para situarlos a las entradas del puente.
En 1906 el puente sufrió una desafortunada remodelación, se demolieron las torres que flanqueban el puente y se eliminaron los leones de piedra, que acabaron en una escombrera.
En 1991, el escultor Francisco Rallo realizó en bronce las figuras de los leones que pueden verse en la actualidad y que tenían como objeto dar una imagen al Puente de Piedra lo más parecida posible a la que antiguamente presentaba.
En lugar de reproducirlos Rallo decidió realizar cuatro leones despiertos y protegiendo la ciudad: dos miran a la calle don Jaime, y otros dos miran hacía el Arrabal.
Rallo realizó un profundo estudio anatómico de leones, tanto en revistas, fotografías, documentales o en el zoológico de Valencia, trabando durante dos años en este proyecto.
El arquitecto José Manuel Pérez Latorre diseñó los pedestales (de 7 metros de altura) para los cuatro leones.
Dirección: A ambos extremos del Puente de Piedra