Situado cerca de la localidad de Vera de Moncayo, el Monasterio de Veruela es uno de los más hermosos y mejor conservados de Aragón.
Propiedad de la Diputación de Zaragoza, este monasterio cisterciense del siglo XII es uno de los principales atractivos turísticos de la provincia y de toda la región. Junto a los monasterios de Rueda y Piedra, forma parte del conjunto de cenobios cistercienses más representativos de Aragón, siendo además la primera fundación cisterciense de la región, iniciada en 1145. A pesar de que su construcción se prolongó durante más de 250 años, hoy se conserva como un destacado ejemplo del patrimonio aragonés, con especial mención a su majestuosa iglesia abacial y el claustro medieval.
El Monasterio de Veruela es más que un simple conjunto de edificios religiosos; es un lugar cargado de historia y espiritualidad. Durante siglos, los monjes que lo habitaron siguieron los principios de «orar y trabajar», fundamentales en su vida cotidiana. Su presencia no solo enriqueció espiritualmente la zona, sino que también tuvo un impacto económico y político significativo. Aprovechando la cercanía del río Huecha, los monjes desarrollaron una compleja red de acequias, presas y molinos, lo que transformó la economía local.
Al llegar al monasterio, el visitante es recibido por una imponente muralla de un kilómetro de longitud, que resguarda en su interior todos los elementos esenciales para la vida monástica: el agua, el molino y el huerto. Tras cruzar esta muralla, un paseo arbolado conduce a la entrada de la iglesia, sobria pero de proporciones catedralicias, cuya construcción se extendió por más de dos siglos. A continuación, se encuentra el claustro gótico levantino, adornado con capiteles decorados con motivos vegetales, típico del estilo cisterciense.
En el centro del claustro se encuentra el lavabo, un pequeño templete donde los monjes se lavaban antes de cada comida, rodeado por las distintas dependencias monásticas.
La sala capitular es uno de los espacios más destacados del monasterio; aquí se tomaban importantes decisiones en un ambiente de solemne silencio, hoy roto solo por la presencia de varias tumbas. Su entrada, con una elegante portada de arcos y finas columnas, conduce a una sala cubierta por bóvedas de crucería. Otros espacios notables incluyen el refectorio, donde los monjes comían en silencio mientras escuchaban al lector; la sala de los monjes, utilizada para copiar e ilustrar manuscritos; y el calefactorio, un lugar donde los monjes mayores podían calentarse durante los fríos inviernos.
El monasterio fue habitado hasta 1835, cuando la Desamortización de Mendizábal provocó su abandono. Posteriormente, se convirtió en un destino romántico y de veraneo, ideal para aprovechar los beneficios del aire puro del Moncayo. En 1863, el poeta Gustavo Adolfo Bécquer y su hermano llegaron a Veruela, encontrando en sus muros la inspiración perfecta para sus «Cartas desde mi celda».
Una visita al Monasterio de Veruela no solo permite adentrarse en la vida monástica cisterciense, sino que también ofrece la oportunidad de disfrutar de los paisajes que lo rodean y la rica gastronomía local, convirtiendo la experiencia en una verdadera renovación para el cuerpo y el alma.
El monasterio puede visitarse de martes a domingo, de 10:30 a 20:00 horas, hasta el 30 de septiembre. La entrada incluye una visita guiada, aunque también se puede explorar de manera individual. Para quienes prefieren una visita guiada, estas están disponibles tanto por la mañana (a las 11:30 y 12:30 horas) como por la tarde (a las 16:00 y 18:00 horas) y tienen una duración aproximada de 50 minutos. Es importante reservar con antelación, lo cual se puede hacer enviando un correo a monasteriodeveruela@dpz.es o llamando al 976 64 90 25. Además, dentro del monasterio, se puede acceder al Museo del Vino y al Museo del Aceite, dos espacios que enriquecen la experiencia de los visitantes.