En el verano de 2009 cerró sus puertas la Posada de las Almas, la última gran posada histórica que tenía Zaragoza, aunque de posada propiamente dicha le quedaba fundamentalmente el nombre. Era más bien un hotel con restaurante.
La Posada de las Almas abrió sus puertas en 1705 como hostería urbana destinada a alojar viajeros y comerciantes, guardar sus carruajes y ofrecer a los huéspedes platos de la cocina de la tierra en su típico comedor aragonés, provisto de una gran cadiera y adornado con mosaicos. El edificio tenía entrada por la calle de San Pablo y salida por la de San Blas.
A principios del siglo XX fue reformada por el arquitecto Regino Borobio. Tras la Guerra Civil, pasó a ser propiedad de la familia García Lascurain, hasta su cierre en el año 2009.
De este establecimiento lleno de historia se cuenta que Francisco de Goya fue uno de sus huéspedes, como lo fue el rey Juan Carlos, en su época de cadete en la Academia General Militar.
Benito Pérez Galdós cita la posada en el ‘episodio nacional’ dedicado a Zaragoza: «De noche entraron en la por tantos títulos gloriosa ciudad, y se alojaron en la posada de las Ánimas, feligresía de San Pablo, el barrio popular, heroico y baturro, que tanto Ibero como Santiago amaban por todo extremo. Despertó el hombre en la cama de canónigo que le destinaron, y esparciendo sus miradas por el aposento, que era grandón, bajo de techo y alumbrado de luz de la calle por dos ventanas, vio cosas que al punto tuvo por fantásticas».
Cuenta, además, con el mérito honorífico de ser el sitio en el que Eduardo Jimeno Correas reveló la primera película española, la célebre «Salida de misa de doce del Pilar de Zaragoza«.
Dirección: Calle San Pablo, 22