Al final de la Avenida San José se encontraban los lavaderos públicos de la Balseta, muy populares y frecuentados hasta que las instalaciones de agua corriente domiciliaria, primero, y los electrodomésticos, después, se implantaron mayoritariamente en las viviendas zaragozanas.
Entre los últimos años ochenta y los primeros noventa del siglo XX, el Área de Urbanismo del Ayuntamiento de Zaragoza promovió, como parte de diversos proyectos de renovación urbanística de calles y plazas de la ciudad, la instalación de obras escultóricas de naturaleza monumental, por lo general encargadas o adquiridas a escultores locales, bien mediante concurso o de manera directa.
En 1992 se derribaron los lavaderos y en su lugar se construyó una plaza con una fuente. La renovación de la zona también incluyó la instalación de una escultura de Manuel Arcón Pérez.
La obra representa a una mujer joven, que apoya un balde con ropa en la cadera izquierda y que simula haber llegado en ese instante al lavadero. Mide 1,80 metros y está rodeada de una lámina de agua.
La figura es un digno reconocimiento al esfuerzo y sufrimiento de aquellas mujeres que en duras condiciones llevaban a cabo sus menesteres y llena de significado el nombre de esta plaza.
Dirección: Avenida de San José – Glorieta de la Balseta