La animada Avenida Cesáreo Alierta se extiende por más de 2,1 kilómetros, desde el Paseo Constitución hasta la Carretera de Castellón.
Cesáreo Alierta fue alcalde de la ciudad de 1966 a 1970 y presidente del Real Zaragoza de 1952 a 1958. Bajo su mandato se construyó el estadio de La Romareda. También desarrolló una fructífera carrera como empresario.
A la Avenida Cesáreo Alierta se va a resolver cualquier cosa, a comprar en alguna tienda, o una librería -de nuevo o de viejo-, a tomar un café o poner crédito al teléfono, a sacar dinero, a hacerle un corte de cabello a la mascota.
El azote de la crisis económica hizo que numerosos locales bajaran la persiana en esta vía comercial. A pesar de todo sigue siendo una de las zonas más comerciales de Zaragoza y siempre está llena de gente de todas las edades. Siempre concurrida, siempre agitada, con gente que pasa sin apreciarla.
Cesáreo Alierta es una vía amplia, bien señalizada, de varias sendas, con separador, luminarias y pocos semáforos, lo que la convierte en un trayecto cómodo y rápido.
Nota el bullicio, el claxon de los autos en estrepitosa sinfonía… Después dedica un momento a contemplar el entorno. No a la gente, no a los autos que pasan constantemente, no a los productos en la venta. Mira hacia los costados y mira hacia arriba. Descubre en medio del polvo de la vida constante, la diversidad de estilos arquitectónicos, la coexistencia de construcciones erguidas.
En el 14 se sitúa La Belle Epoque. Algo tiene la luz de La Belle Époque que siempre te hace querer volver. Una iluminación discreta que emana de originales lámparas baña este local de mesas metálicas y suelos de madera.
Desde el desayuno hasta la primera copa de la noche. Se ha convertido en punto de reunión informal para la gente bien de la zona centro (sobre todo, treintañeros).
Aunque su punto fuerte es sin duda su terraza, perfectamente climatizada para el invierno.
En la intersección con la Calle San Vicente Mártir se encuentra el Yves Food Atelier, un restaurante que combina moda, diseño, cocina mediterránea e ingredientes de primera calidad. A cargo de la cocina está el chef Javi Pellejero, cuya experiencia incluye destacados establecimientos como el Hotel Arts de Barcelona.
La carta del Yves Food Atelier es variada y ofrece opciones para todos los gustos. Encontrarás entrantes, pescados y carnes. Entre los pescados, podrás elegir entre rape, merluza, pulpo, gamba roja, lubinas y otros. Entre las carnes, podrás elegir entre solomillo, chuleta, carrilleras y picaña.
A pocos pasos nos sorprende el bonito Parque Miraflores, un desconocido para muchos zaragozanos. Entre bloques de viviendas se encuentra este espacio amplio, impoluto y etéreo, con una buena plaza con pistas, escaleras, bancos y barandillas por los alrededores.
Llegando al cruce con San José, un arco sorprende nuestra mirada y deshace cualquier apariencia de monotonía. Es el monumento ‘Puerta Quinta de San José’.
Bajo él cruzan distraídos los habitantes de esa parte de la ciudad, tan acostumbrados a sus bellezas ocultas que apenas reparan en ellas.
La Quinta de San José era una torre de tres alturas construida a mediados del siglo XIX y rodeada de una extensa zona de huerta cultivada. En 2017 fue derribada y su superficie integrada en el colegio Agustín Gericó.
De la piqueta tan solo se salvó una reja decorativa de hierro, que constituía el dintel de la puerta de dicha finca.
En 2022 el Ayuntamiento de Zaragoza decidió construir un pequeño monumento que recordara el pasado agropecuario del barrio de San José. Es una edificación sencilla de planta baja, sobre la que se levanta un pequeño elemento emergente, a modo de arco, imitando las dimensiones del antiguo pórtico de entrada a la finca, con la antigua forja en su cúspide.
A la altura de la glorieta dedicada a la selección española de fútbol se ubica un pequeño monumento dedicado a Ángel Sanz Briz, un diplomático español que salvó a miles de judíos en la Segunda Guerra Mundial. Sus improvisadas acciones heroicas en 1944 evitaron que más de 5.000 judíos húngaros fueran deportados a Auschwitz.
En la intersección con el Camino Cabaldós aparece el Parque de la Granja, un pequeño oasis en el barrio de San José. Sobre todo por sus palmeras que le dan ese toque exótico. Las hay de California (como las de las playas de Los Ángeles), Canarias, palmitos elevados y palmitos enanos. Pero eso no es todo, este parque cuenta con más de 25 especies de árboles. Un sitio perfecto para llevar a los peques de expedición botánica.
Es bastante tranquilo y familiar. Es frecuente ver a mayores paseando, niños jugando o jóvenes tomándose algo en las terracitas del andador más cercano.
Un poco más adelante aparece el Pabellón Príncipe Felipe, el principal estadio cubierto de Zaragoza. Construido por un grupo de zaragozanos liderado por el arquitecto Fernando Ruiz de Azúa y por José Jesús Fau, tomó como modelo el entonces recién estrenado pabellón Paris Bercy, como pabellón multifuncional.
Eso (y muchísimo más) es Cesáreo Alierta: un lugar donde es fácil perderse y sentirte dentro de una aventura, una locura y un remanso de paz, todo depende de donde estés y del momento del día.
La Avenida Cesáreo Alierta es esa otra parte de Zaragoza de la cual no hablan generalmente las guías turísticas, pero igual llena de vida y gente.