El Parque del Agua es una moderna infraestructura surgida en el meandro de Ranillas, tras la Exposición Internacional que acogió Zaragoza en el año 2008 y abarca una superficie de 120 hectáreas, con más de 40.000 arbustos y 25.000 árboles de vegetación autóctona y exótica. Su diseño fue obra de Margarita Jover, Iñaki Alday y Christine Dalnoki.
El parque es un amplio espacio abierto, justo al lado del río Ebro, un gran claro en el bosque plateado repleto de arboledas, gramíneas, tapizantes y jardines, que ha conservado toda la vegetación de ribera existente, principalmente álamos, sauces y tamarices.
Pasear por aquí o hacer deporte en este parque es un auténtico lujo por muchas veces que se vaya, porque al ser tan grande, siempre hay recorridos nuevos a realizar.
El Parque del Agua tiene un poco de todo; patos y cisnes entre los cañizos, campo de golf del modelo ‘pitch & putt’, estaciones de gimnasia, petanca, minifútbol, carril bici, grandes praderas, la llamativa Torre del Agua, un embarcadero y playa fluvial, fuentes de suelo (para caminar entre los chorros en los meses cálidos) y una gran noria de 16 metros.
La noria del Parque del Agua fue realizada por trece carpinteros sirios de la ciudad de Hama (Siria) y es la única de estas características montada fuera de dicho país.
Se montó con la misma técnica que hace 2.200 años lo que, unido a la estructura de hormigón que deja al aire toda la rueda de madera, hace de esta noria una obra única en el mundo. Las otras 20 norias de estilo mesopotámico que hay en el mundo se concentran sobre el río Orontes, en Siria. Al igual que las norias sirias, la zaragozana también tiene su nombre:’Nawar Dzoua al Salama’ o sea, noria de la paz.
Hay muchas otras opciones, por ejemplo, darse una vuelta muy tranquilamente por los peculiares jardines botánicos. Todos ellos concebidos desde aquel lejano 2008 y que con el paso de los años han ido evolucionando de una forma espectacular. Basta con ver las zonas más exóticas donde se han desarrollado auténticas selvas de bambúes o palmeras, por no hablar de las zonas de nenúfares.
O si se prefiere, también es posible darse un garbeo por los jardines más alimenticios y donde están representadas las plantas más habituales en los cultivos y campos de Aragón. Es decir, sin salir de Zaragoza se puede dar un paseo contemplando un pequeño olivar o un viñedo, o ver el punto en el que se encuentran verduras tan emblemáticas de nuestros menús como la acelga o las borrajas.
La zona del soto es la más salvaje de todo el parque. Aquí es la naturaleza del meandro de Ranillas la que dicta las normas, y no hay jardinero que la domestique, ni que sea capaz de sacarle más atractivo a este bosque de ribera desbordante de chopos, olmos o sauces. Un espectáculo.
El parque cuenta con una amplia oferta de ocio, con varios recorridos adaptados, carriles bici, circuitos para correr y amplias zonas verdes.
Un gran número de parques de ocio con columpios, tirolinas y toboganes se distribuyen a lo largo de este espacio verde. Además, hay fuentes y chorros de agua para que los más pequeños se diviertan en verano y bares con amplias terrazas.
Cerca de la Torre del Agua se encuentra el Teatro Arbolé, la única sala de Zaragoza que ofrece exclusivamente una programación estable de teatro para público infantil y familiar.
En el entorno también están Las Playas de Costa Chica, una gran zona al aire libre que dispone de una piscina de baño y superficie de arena, palmeras, terrazas y juegos infantiles.
El Parque del Agua no deja de ser un ente vivo y va evolucionando con el paso de los años. De ahí que haya cambiado mucho respecto a sus inicios. En unos casos para mejor, como ocurre con el crecimiento y desarrollo de su vegetación, y en otros casos para peor, como ha sido la desaparición de algunas de las actividades de ocio. Véase el recorrido arborícola, los circuitos hípicos o el Canal de Aguas Bravas.
Dirección: Parque del Agua, Avenida José Atarés 109