A pesar de nacer en el pueblo que, desde tiempos de los árabes, produce la cerámica más famosa de la provincia de Zaragoza, a Luis Puntes (Muel 1921-Zaragoza 2004) le atrajo primero la pintura y luego la escultura y quienes le conocieron aseguraban que pintaba esculpiendo y esculpía pintando. También trabajaba el grabado.
Estudió en la Escuela de Artes de Zaragoza durante la Guerra Civil. Puntes fue un hombre crítico, que supo crearse un mundo artístico propio al dedicar su vida a recorrer los caminos tanto de la pintura, como del grabado y la escultura. «Reducirme a una sola faceta sería lamentable porque hay muchos caminos de expresión«, decía.
Se forjó como artista a partir de los años setenta, en la escultura en la que buscó caminos propios.
En 1991, Zaragoza le rindió un homenaje y le dedicó una calle peatonal: Andador Luis Puntes, junto al céntrico Parque Miraflores. Allí se instaló su escultura de mayores dimensiones -cuatro metros de altura- El lanzador de barra aragonesa, ejecutada a partir de bocetos suyos de los años cincuenta.
La escultura es un collage de chapas de hierro de desechos industriales. El autor pretendía realizar un homenaje a un hombre sencillo, del pueblo. En su inauguración, el escultor definió a su pieza como «expresionista con ribetes cubistas«.
Dirección: Parque Miraflores