Calle San Agustín

En pleno corazón de Zaragoza, en  el histórico barrio de la Magdalena, una calle nos invita a adentrarnos en la parte antigua de la ciudad y a conocer muchos de sus secretos, mientras propone un sugerente diálogo con el presente. Se trata de San Agustín.

San Agustín es una de las calles mas céntricas y concurridas del Casco Histórico de Zaragoza, y se extiende a lo largo de 600 metros desde el Coso hasta la Plaza de San Agustín.

Testigo de infinidad de acontecimientos, rica en secretos y anécdotas, San Agustín ha latido al ritmo del corazón de los zaragozanos a través de los siglos.

Tan histórica como que aquí se fundó la Universidad de Zaragoza o que la iglesia mudéjar de la Magdalena se originó a partir del primer templo cristiano construido por Alfonso I el Batallador tras la reconquista de la ciudad en el siglo XII.

Pero si importante es el pasado, seguramente lo sea más su presente.

Cuanto más te adentras por la estrecha calle de San Agustín más diferente te parece. En los últimos años se ha convertido en una zona de lo más alternativa donde artistas, artesanos, diseñadores y emprendedores abren negocios que aportan vitalidad a la zona, de día y de noche.

Casi todas las edificaciones poseen más de dos plantas y predominan las viviendas. Distinguen por sus altos puntales y los balcones que sobresalen sobre la acera. Por lo general, carecen de portales y llenan casi todo el espacio alrededor de la vía, en marcado reflejo de la arquitectura ecléctica y la gran densidad poblacional de la zona.

Los balcones se asoman a la calle, como queriendo ser parte de todo cuanto ocurre y, dividiéndolos, están los guardavecinos, esas rejas con los más caprichosos diseños que tipifican los barrios y marcan los pequeños límites perimetrales entre viviendas contiguas. El ir y venir de la gente forma parte del entorno visual y acústico.

En el número 8 se sitúa Sehahechotrizas, un espacio creativo en el que conviven cerámica y joyería. Su método de trabajo es totalmente artesanal, cuidando especialmente los acabados. Alejandro Guillén y Sara García modelan las piezas en su taller a partir de barro tierno.

Tanto sus cerámicas, como sus últimas piezas de joyería, tienen un tema que se repite y que está en continua evolución: la naturaleza, plasmada a través de gatos, pájaros, mariposas, plantas, nubes…

Todo tamizado a través de su criterio, personalidad, gusto y con un toque humorístico.

Interior de la tienda taller de Sehahechotrizas en la Calle San Agustín
Interior de la tienda taller de Sehahechotrizas en la Calle San Agustín

Al final de la calle está el Centro de Historias, un espacio para la creación, la investigación, la divulgación y el debate de la cultura contemporánea, donde las artes visuales, la literatura, la filosofía, el cine, la música, las artes escénicas y las actividades transmedia se interconectan en un programa interdisciplinario.

El Centro de Historias trabaja en red con agentes e instituciones internacionales, vinculado a su vez con artistas, colectivos de creadores, comisarios y agentes culturales independientes del entorno de Zaragoza, y apoya sus propuestas para participar de su capital creativo y darles visibilidad.

La Biblioteca María Moliner (izquierda) y el Centro de Historias (al fondo)
La Biblioteca María Moliner (izquierda) y el Centro de Historias (al fondo)

En la planta calle, justo al lado de la recepción, se encuentra el Espacio Tránsito, una zona expositiva centrada en las nuevas visiones artísticas de creadores locales.

En la planta sótano está el salón de actos y la antigua cripta en la que se realizan muestras temporales.

En las plantas primera y segunda se exponen también distintas exposiciones temporales sobre arte contemporáneo.

En el piso superior se encuentra la Escuela-Museo de Origami de Zaragoza (EMOZ). Inaugurada a finales de 2013, nació con el objetivo de difundir, exhibir e investigar esta original manifestación cultural. Es el primero de su tipo en Europa y cuenta con modelos originales de los plegadores más importantes del mundo.

Su colección de obras de papiroflexia está considerada una de las mejores de Europa y del mundo y contiene trabajos de grandes plegadores como Akira Yoshizawa, Yoshihide Momotani, Eric Joisel y Vicent Floderer.

obras de origami en la escuela museo de origami de zaragoza

Escuela Museo de Origami de Zaragoza (EMOZ)

Remontar la discreta pendiente de la calle San Agustín es entrar al paraíso de las sombras. Hay siempre una mirada que nos persigue, que se pregunta -indaga con sus gestos-, qué hacemos allí.

Sus otrora hermosas fachadas esperan pacientemente una necesaria y merecida restauración que les devuelva su pasado esplendor.

Sin embargo, en los últimos años, San Agustín ha querido reinventarse. En pleno centro histórico de la ciudad, ha visto como sus rincones se han convertido en lugar de reunión de artesanos, creadores, y gente joven.

Rutas gastronómicas, arte urbano sin pelos en la lengua o música al aire libre y en salas alternativas son algunas de las ofertas que San Agustín brinda a todos aquellos que quieran adentrarse por sus rincones más icónicos.

Eso (y muchísimo más) es la calle San Agustín: un lugar donde es fácil perderse y sentirte dentro de una aventura, una locura y un remanso de paz, todo depende de donde estés y del momento del día.

San Agustín también es un buen lugar para ver la cara B de Zaragoza, aquella que necesita urgentemente reformas para que no se caiga a pedazos pero así es la capital maña, un lugar donde puedes ver monumentos y construcciones espectaculares, al lado de edificios donde uno se pregunta como es posible que puedan vivir personas allí dentro.

 

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