La Calle de Tomás Bretón es una de las más céntricas y concurridas de Zaragoza, extendiéndose desde el Paseo Fernando el Católico hasta la Avenida Valencia, atravesando calles como Baltasar Gracián, Cortes de Aragón, San Antonio María Claret, Pilar Lorengar, Concepción Arenal, Juan José Lorente, Luis Antonio Oro y Maestro José Serrano.
A veces uno no se dirige precisamente a la Calle Bretón; puede que el destino sea otro, pero igual se toma esta calle como un recorrido casi obligatorio, una manera de llenarse de la vida que la recorre de extremo a extremo.
Es un lugar donde parece que el tiempo se detuvo años atrás, cuando todo era más sencillo y la gente no tenía tanta prisa.

Sus edificaciones, de tres o cuatro alturas, resguardan del sol gran parte del día. Los balcones se asoman curiosos, separados por guardavecinos con diseños únicos que marcan los límites entre viviendas y dan identidad al barrio.
En el número 4 está el restaurante Sushi Yumi, que mantiene el concepto de buffet pero con servicio a la carta, ofreciendo 190 recetas recién preparadas para disfrutar la cocina japonesa en su mejor versión.

Hablar del Bar Bretón (número 20) es hablar de sus bocadillos, raciones y el sistema de autoabastecimiento de cerveza, donde puedes servirte tú mismo y dedicarte solo a disfrutar con tus amigos.

En el número 22, La Papa Arrugá invita a probar platos típicos aragoneses, tapas y raciones mediterráneas elaboradas con ingredientes de calidad.

En el 38 se encuentra el Dan O’Hara, un pub irlandés con una amplia carta de cervezas, sidras, whisky y cócteles.

A su lado, El Emir ofrece tapas y raciones a precios asequibles, con cocina aragonesa de autor y ambiente joven.
En la unión con la Avenida Valencia se alza el Edificio Torresol, un hito arquitectónico de finales del siglo XX, con 18 plantas y más de 53 metros de altura, que marcó el inicio de los edificios altos en Zaragoza.

Eso, y mucho más, es la Calle Bretón: un lugar donde perderse puede ser aventura, locura y paz al mismo tiempo, dependiendo del momento del día y del rincón en el que te encuentres.