La Calle Canfranc es una de las calles mas céntricas y concurridas de Zaragoza, y se extiende desde la Plaza Aragón y el Paseo Independencia hasta la Puerta del Carmen y la Avenida César Augusto.
Esta situación privilegia la convierte en una de las calles más caras de la ciudad tanto para vivir como para comprar.
Cronistas nacionales y extranjeros de todas las épocas han descrito a la calle Canfranc desde su surgimiento como «una de las calles más animadas de Zaragoza». En la calle Canfranc aun hoy se mantiene esa tradición y funciona atestada de establecimientos minoristas que se recorren con la tranquilidad y naturalidad de un paseo.
Restaurantes, hostales, parques, galerías de arte, proyectos culturales, tiendas, bancos y farmacias se suceden y forman parte de la vida habitual de la calle.
Instalaciones recientemente restauradas y modernas se dan la mano con el pasado. Las viviendas modernistas nos salen al paso, con sus balcones de forja que sobresalen a la construcción misma, los techos de tejas o los bellos vitrales, típicos del decorado de las viviendas burguesas de principios del siglo XX.
En el número 4 se ubica el Bar Restaurante Los Sitios. Es un local pequeño y acogedor, con apenas 4 mesas en el interior y una -de nuevo- pequeña terraza en el exterior.
No te asustes si entras y ves la barra vacía: todo se hace al momento. Y cuando llegan los platos se dispara la alegría: producto inmaculado, fresco y bien cocinado. La lista de clásicos aquí es interminable.
Tienen buena pitanza y buena bebida. Y los brazos abiertos y muy buen rollo, que es lo más importante.
En el 5 se encuentra Cafés El Criollo, un establecimiento en el que el café se mima mucho. La leche fresca y los baristas especializados completan el pack perfecto para los amantes de un buen café.
Sus smoothies de frutas, su repostería y sándwiches convierten cualquier desayuno en un capricho gastronómico.
Eso (y muchísimo más) es Canfranc: un lugar donde es fácil perderse y sentirte dentro de una aventura, una locura y un remanso de paz, todo depende de donde estés y del momento del día.
Siempre está llena de gente de todas las edades, por lo que es un gran lugar para experimentar la atmósfera incomparable del centro de Zaragoza.