Zaragoza tuvo 12 puertas (cuatro romanas y ocho medievales), aunque en la actualidad sólo se conserva en pie una, la Puerta del Carmen, salvada milagrosamente por ser un icono de la Guerra de la Independencia.
La Puerta del Carmen constituye un valioso testimonio de lo que fue el recinto amurallado medieval de la ciudad. Este segundo recinto fue levantado durante la Edad Media, para encerrar las casas que se habían extendido fuera de los límites de la primitiva ciudad romana.
La primera Puerta del Carmen, llamada originalmente Baltax, fue construida hacia 1250 y ocupaba el lugar exacto en el que hoy contemplamos la actual.
Debido a su mal estado de conservación, en el siglo XVII fue sustituida por otra denominada del Carmen (porque colindaba con el Convento de los Carmelitas), en la que aparecían las armas de la ciudad y el año de su construcción, 1656.
De nuevo en 1787 se acordó derruirla ante su mal estado. La nueva puerta del Carmen, de estilo neoclásico, fue construida en el año 1789 por el arquitecto Agustín Sanz (el mismo que diseñó el Teatro Principal, la Iglesia de Santa Cruz y el pretil del Puente de Piedra).
Se le pidió que ideara una nueva puerta para Zaragoza, que no costara demasiado dinero, pero que aún así fuera capaz de impresionar a los visitantes de la ciudad.
Su estructura, que sigue esquemas neoclásicos europeos de la época, inspirados en los arcos de triunfo romanos, apenas cuenta con elementos decorativos externos, salvo el almohadillado de sus sillares y el remate en bolas de la parte superior de la puerta.
La nueva Puerta tenía tres entradas. La central más amplia, para carruajes y animales, y las laterales, para personas a pie. En la parte más alta del monumento se colocó un león como símbolo de la ciudad (hoy desaparecido).
La Puerta del Carmen tiene el valor histórico de haber sido testigo de acontecimientos trascendentes para la ciudad. Durante los Sitios de Zaragoza (1808-1809) sirvió de bastión a la resistencia aragonesa quedando las huellas de los proyectiles todavía visibles en su estructura.
También fue la puerta a través de la que unos 2.000 infantes y 300 soldados de caballería del ejército carlista al mando del general Cabañero, asaltaron la ciudad en la madrugada del 5 de marzo de 1838.
Los zaragozanos se despertaron sobresaltados con los gritos y vivas de los soldados carlistas y la respuesta no se hizo esperar.
Comenzaron a arrojar desde los balcones y ventanas todo tipo de objetos y aceite hirviendo para dañar al ‘invasor’. Entonces, los zaragozanos se echaron a la calle para defender su ciudad. La lucha fue encarnizada. Algunos carlistas se rindieron y la mayoría huyó.
Cabañero, desconocedor del descalabro que estaban sufriendo sus tropas, había pedido un chocolate caliente para desayunar. Cuando le comunicaron lo sucedido, escapó a toda velocidad sin probar su desayuno. Años después, tras finalizar la Primera Guerra Carlista, Cabañero entró en la ciudad con el ejército isabelino y los zaragozanos, que no habían olvidado el incidente, le gritaban desde los balcones «¡Cabañero, que se te enfría el chocolate!».
En el siglo XIX la Puerta del Carmen se encontraba adosada a diversas edificaciones que obstaculizaban la circulación. Las necesidades viarias obligaban a su aislamiento pero pasarían algunos años hasta que se realizasen dichas obras.
En 1925 la Corporación Municipal encargó a Miguel Ángel Navarro el derribo de la casa contigua quedando por fin como monumento exento y facilitando el paso de la circulación en torno a ella.
Podemos ver algunas imágenes de su aspecto de entonces en la decoración del cercano Café Levante (Calle Almagro 4), que originalmente estaba junto a la propia Puerta del Carmen.
En 1997 un autobús colisionó de madrugada con el monumento desencajando varios sillares y poniendo en peligro su estabilidad. La puerta fue restaurada por la arquitecta municipal Úrsula Heredia y en la glorieta se añadieron unas piezas protectoras para evitar futuros accidentes.
Dirección: La Puerta del Carmen se encuentra en una amplia plazoleta donde confluyen la Avenida César Augusto, la Calle Hernán Cortés y los Paseos Pamplona y María Agustín.