La Ofrenda de Frutos, uno de los actos más emblemáticos y emotivos de las Fiestas del Pilar, se celebrará el domingo 13 de octubre en Zaragoza, coincidiendo con el último día de las fiestas. Esta tradición, que comenzó en 1949, rinde homenaje a la Virgen del Pilar, destacando por su carácter solidario y por la celebración de la riqueza agrícola y cultural tanto de Aragón como del resto de España.
Este año, por primera vez, 240 vecinos de los distritos y barrios rurales de Zaragoza participarán en la Ofrenda, gracias a una nueva iniciativa del Ayuntamiento de Zaragoza. Tras la apertura de inscripciones en septiembre, se completaron todas las plazas, con un mínimo de cuatro representantes por cada núcleo. Los participantes, organizados en 8 grupos, saldrán desde la Plaza de Santa Engracia a las 10:15 horas, recorriendo el Paseo Independencia, Plaza de España, Coso y Calle Alfonso I hasta llegar a la Basílica del Pilar.
Grupos de la Ofrenda de Frutos:
- Grupo 1 (32 personas). Distrito Universidad, Santa Isabel y Centro
- Grupo 2 (33 personas). La Cartuja Baja, Distrito Sur y Actur-Rey Fernando
- Grupo 3 (32 personas). Distrito Delicias, San Gregorio y San Juan de Mozarrifar
- Grupo 4 (25 personas). Distrito Casco Histórico, Casablanca, Almozara y Alfocea
- Grupo 5 (27 personas). Distrito San José, Venta del Olivar y Miralbueno
- Grupo 6 (31 personas). Distrito Torrero, Torrecilla de Valmadrid, Oliver y Casetas
- Grupo 7 (25 personas). Distrito Las Fuentes, Garrapinillos y Montañana
- Grupo 8 (28 personas). Distrito El Rabal, Monzalbarba y Movera
Durante la Ofrenda, se entregará una variada selección de productos agrícolas, como frutas, hortalizas, vinos y repostería artesanal, destacando productos tan típicos como los melocotones de Calanda, las cerezas de Caspe o los espárragos de Gallur. Todos los alimentos donados serán repartidos posteriormente entre centros sociales y entidades benéficas, en un gesto de solidaridad comunitaria.
El desfile es un espectáculo lleno de color y música, con los participantes vestidos con trajes regionales de diferentes partes de España, avanzando al ritmo de danzas y sonidos tradicionales. Este evento no solo tiene un profundo valor espiritual, sino que también refleja la generosidad y diversidad cultural de las diferentes regiones del país.