Hay calles hechas para el silencio, así como hay calles hechas para la vida, para el trasiego, para un caminar de peregrino al encuentro con la fe. Pero la calle Predicadores ya no se recorre para encontrarse con los prelados que han de traer la promesa de vida eterna a los zaragozanos.
En poco más de un kilómetro de extensión, es uno de los trazados más regulares de la ciudad antigua. Su recorrido, de este a oeste, va desde la Mercado Central hasta la plaza Santo Domingo, en un viaje paralelo a al río Ebro.
La calle más ancha y señorial del barrio de San Pablo, conocido popularmente como el barrio del Gancho, es una arteria principal que une dos de los puntos turísticos de interés más importantes de Zaragoza: la Aljafería con la Plaza del Pilar.