Monumento al Tío Jorge de Ángel Orensanz
Monumento al Tío Jorge de Ángel Orensanz

Monumento al Tío Jorge de Ángel Orensanz

Con una superficie de 151.538 metros cuadrados, el Tío Jorge es junto al Parque del Agua y al Parque Grande José Antonio Labordeta uno de los parques más extensos de Zaragoza.

Desde 1977 es el punto de reunión para celebrar la fiesta de la Cincomarzada, que conmemora la victoria de los zaragozanos frente al intento de las tropas carlistas de entrar en Zaragoza en 1838.

Ocupa el terreno en que se situaban las Balsas de Ebro Viejo, nombre con el que se conocían en Zaragoza los varios depósitos naturales de agua estancada, que eran propiedad del común y se hallaban situados junto al camino bajo de Juslibol y la arboleda de Macanaz. Las balsas recibían el caudal de sus aguas de una acequia inmediata que trasformaba los terrenos en pantanosos o húmedos, de los que el Ayuntamiento tenía destinada una gran parte para pastos, otra para extraer barro que se empleaba en los tejares del Municipio y los restantes para lavaderos públicos de ropas.

El gran lago artificial del Parque Tío Jorge
El gran lago artificial del Parque Tío Jorge

El parque está dedicado a Jorge Ibor y Casamayor (1755-1808), más conocido como Tío Jorge, héroe de la defensa de Zaragoza durante el primer Sitio de 1808. Jorge Ibor era vecino del Arrabal, de origen humilde y dedicado a las labores de labranza, tarea que no dudó en abandonar para centrarse en la lucha contra las tropas francesas.

Reclutó la compañía de labradores y escopeteros del Arrabal, aún existente hoy en día, siendo además, uno de los responsables de que el General Palafox tomara el mando del ejército durante los Sitios. Tras participar en varios combates fue nombrado capitán y teniente coronel por el General Palafox. Murió el 15 de noviembre de 1808, víctima de la epidemia de tifus que azotaba la ciudad.

Atardecer en el parque del Tío Jorge

El primer proyecto del parque fue presentado en 1908. Tenía como objetivo crear un espacio público para colmar la intersección urbana entre el barrio de Picarral y las vías ferroviarias. No obstante, la construcción definitiva del parque no comenzó hasta pasados casi 60 años. Fue inaugurado el 22 de junio de 1968.

El punto central del parque es el monumento dedicado al Tío Jorge, una estructura de hierro de diecisiete metros de altura en cuya base se encuentra una estatua del Tío Jorge de 2,3 metros de altura esculpida por Ángel Orensanz en piedra.

Monumento al Tío Jorge de Ángel Orensanz

El monumento se compone de dos elementos independientes físicamente, con planteamientos artísticos distintos pero complementarios en cuanto a su significado.

La imagen principal es la escultura del Tío Jorge, una representación realista, en contraposto, en la que se ensalza su papel como defensor de la ciudad, aspecto simbolizado en el arma que porta, y su origen aragonés, al aparecer vestido de baturro. Por el contrario, ese realismo no se da en el tratamiento del retrato, donde se opta por la representación de un hombre joven y atlético con un rostro anónimo carente de expresión, a pesar de que conocemos la imagen del Tío Jorge gracias al grabado que Juan Gálvez realizó. Esta carencia expresiva llama la atención en su producción artística, en la que sus escasas obras figurativas alcanzan altos grados de expresión.

El tratamiento de la imagen tiene cierto carácter brutalista al dejar la obra en una especie de non finito, así como por la apariencia geométrica de su anatomía, que da a la escultura un aspecto rígido. Esta imagen está en relación con una obra realizada un año antes, Monumento a la madre, de 1967, donde sigue los mismos planteamientos realistas aderezados con un aspecto brutalista.

La imagen del Tío Jorge está respaldada por el otro elemento que compone el monumento, un gran monolito en el que cambia el lenguaje realista por el surrealista. Está realizado en hormigón y hierro, y sobre él desarrolla todo un trabajo de tracería en hierro que se dispone en el arranque y remate del monolito.

Monumento al Tío Jorge en el parque homonimo

En la parte baja, Orensanz recrea mediante el lenguaje surrealista, según las propias palabras del artista, aperos de labranza, símbolo no solo del origen humilde del Tío Jorge, sino también de la fortaleza y sentido de empeño, aspectos necesarios para el trabajo del campo pero también para conseguir la Paz, elemento representado en las tracerías del remate del monolito, una Paz victoriosa que se erige en lo alto pero que nace del trabajo y el esfuerzo de un personaje humilde. En la parte superior del monolito realiza un trabajo en hormigón, a modo de relieve, que representa el arte mudéjar, signo y seña de Aragón.

Aparecen en este monumento dos aspectos que alcanzaron gran fortuna en su producción posterior: las formas tubulares con un marcado sentido ascensional y el trabajo del metal con acento expresionista, dos elementos que se unen para dar lugar a los monolitos o totems desarrollados a partir de los años 70.

Monumento al Tío Jorge de Ángel Orensanz

En septiembre de 2007 la obra fue retirada para su restauración por el escultor Frank Norton. Su trabajo, encargado por el Ayuntamiento de Zaragoza, se centró en la limpieza de grafitis y la restauración del brazo y el trabuco que le faltaba.

Otro de los rincones más importantes del parque es la balsa, una laguna artificial inaugurada en 1973 surcada por un puente que lleva a un pequeño islote artificial en su centro.

Este gran espacio verde, que rodea el monumento al Tío Jorge, es un pequeño oasis de la margen izquierda de la ciudad.

Sobre todo por sus palmeras que le dan ese toque exótico. Las hay de California, Canarias, palmitos elevados y palmitos enanos. Pero eso no es todo, este parque cuenta con más de 50 especies de árboles, incluyendo plataneros, cipreses y pinos. Un sitio perfecto para llevar a los peques de expedición botánica.

Dirección: Parque Tío Jorge, Calle Valle de Broto – Fernando Gracia Gazulla, Zaragoza

 

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