Siempre que hablamos de parques de Zaragoza se nombra al Parque Aljafería, al Parque del Agua, al Parque Grande… pero muy pocos conocen las maravillas del Parque Tío Jorge.
En una de las zonas más carismáticas y emblemáticas de la margen izquierda del Ebro se halla este inmenso parque de más de 15 hectáreas de superficie dedicado a Jorge Ibor y Casamayor (1755-1808), más conocido como Tío Jorge, héroe de la defensa de Zaragoza durante el primer Sitio de 1808.
Jorge Ibor era vecino del Arrabal, de origen humilde y dedicado a las labores de labranza, tarea que no dudó en abandonar para centrarse en la lucha contra las tropas francesas.
En el centenario de su fallecimiento, en 1908, el Ayuntamiento pensó en crear un parque en su honor. Aunque para ser justos hay que decir que aquello se quedó en un proyecto que parecía que nunca se iba a materializar. De hecho, hubo que esperar 60 años para que se acabara. El Parque del Tío Jorge se inauguró en el verano de 1968.
En él se puede disfrutar de grandes extensiones de pradera, arbolado de gran envergadura y un amplio lago artificial con una isla a la que se acceder por un puente de madera.
Desde 1977 es el punto de reunión para celebrar la fiesta de la Cincomarzada, que conmemora la victoria de los zaragozanos frente al intento de las tropas carlistas de entrar en Zaragoza en 1838.
Ocupa el terreno en que se situaban las Balsas de Ebro Viejo, nombre con el que se conocían en Zaragoza los varios depósitos naturales de agua estancada, que eran propiedad del común y se hallaban situados junto al camino bajo de Juslibol y la arboleda de Macanaz.
Las balsas recibían el caudal de sus aguas de una acequia inmediata que trasformaba los terrenos en pantanosos o húmedos, de los que el Ayuntamiento tenía destinada una gran parte para pastos, otra para extraer barro que se empleaba en los tejares del Municipio y los restantes para lavaderos públicos de ropas.
Tiene juegos infantiles, un lago ornamental, aseos accesibles en la entrada de la plaza San Gregorio, dos pistas polideportivas y otras dos de petanca, un kiosko bar (el Jardín del Tío Jorge) y tiene autorizada la suelta de perros.
El punto central del parque es el monumento dedicado al Tío Jorge, una estructura de hierro de diecisiete metros de altura en cuya base se encuentra una estatua del Tío Jorge de 2,3 metros de altura esculpida por Ángel Orensanz en piedra.
Este gran espacio verde, que rodea el monumento al Tío Jorge, es un pequeño oasis de la margen izquierda de la ciudad.
Sobre todo por sus palmeras que le dan ese toque exótico. Las hay de California, Canarias, palmitos elevados y palmitos enanos. Pero eso no es todo, este parque cuenta con más de 50 especies de árboles, incluyendo plataneros, cipreses y pinos. Un sitio perfecto para llevar a los peques de expedición botánica.
El paseo por el Parque del Tío Jorge tiene otro de sus puntos álgidos en un gran lago artificial, con su propio puente e islote, que suponen un recuerdo a las viejas balsas que hubo en la zona.
Dirección: Calle Valle de Broto – Fernando Gracia Gazulla, barrio del Arrabal