Esta plaza de ambiente universitario lleva décadas concentrando un buen número de bares y restaurantes clásicos que daban vida a la zona.
Pero en los últimos años, los locales se han ido reconvirtiendo, mejorando la oferta para convertirla en una de las más atractivas de la ciudad.
Y hoy queremos hacer un repaso por algunos de los locales de plaza San Francisco que han colocado esta zona en destino preferente para los foodies de la ciudad.
Restaurante Voltereta Zaragoza
El restaurante Voltereta ha aterrizado en Zaragoza con una propuesta innovadora que promete convertirse en un referente de la escena gastronómica local. Ubicado en Calle de la Salle, 4, junto a la Plaza San Francisco, Voltereta Nueva Zelanda ofrece una experiencia que trasciende la simple gastronomía. Inspirado en los paisajes y la magia de Nueva Zelanda, este nuevo establecimiento transporta a sus comensales a un mundo de fantasía desde el momento en que cruzan la puerta.
La propuesta culinaria de Voltereta es tan cautivadora como su diseño interior, ofreciendo una experiencia gastronómica que fusiona sabores internacionales con toques de la cocina neozelandesa. La carta destaca por su variedad, abarcando desde pequeños bocados hasta platos más elaborados, todos meticulosamente preparados para deleitar los sentidos.
Entre los platos estrella se encuentran las Croquetas Hangi, un guiño a la cocina tradicional de Nueva Zelanda, las Gyozas de rabo de toro, el Solomillo con foie al Pedro Ximénez, y el Bacalao al miso. Otros favoritos incluyen el Steak tartar y el Hummus casero con miel, que añaden diversidad a la oferta.
Dirección: Calle La Salle 4, junto a la plaza San Francisco
Nómada Street Food
Hay restaurantes que de una manera u otra acaban apareciendo cuando se recomienda un buen restaurante, ya sea en un artículo como este o en una conversación entre amigos.
El Nómada Street Food es un buen ejemplo. Se ha convertido en un líder gastronómico indiscutible, en un restaurante de gran creatividad tan atrevida como con los pies en el suelo.
Nómada apuesta por la mejor comida callejera de los cinco continentes.
Su carta combina platos, bocadillos y raciones con los que dar la vuelta al mundo sin necesidad de moverte de Zaragoza. Su cocina es muy original, pero los platos siempre son suculentos y reconocibles.
Dirección: Paseo Fernando El Católico 37 (Esquina Plaza San Francisco)
Cafetería Faustino
El Faustino es uno de los restaurantes de Zaragoza de toda la vida, y por sus salones pasaron muchas de las bodas, bautizos, comuniones y otras celebraciones familiares mañas de los años 70 y 80.
Recientemente el espacio ha renovado su carta, manteniendo su estética kitsch setentera y todo su encanto. El Faustino ofrece dos ambientes bien diferenciados. Por un lado, la planta baja, con una gran barra donde se come de pie en mesas altas.
El otro área del Faustino es un agradable salón en la planta de arriba, al que se accede a través de unas escaleras que parecen sacadas de una película de James Bond y donde se sirven los exquisitos platos de la carta.
Recomendamos probar la hamburguesa de foie con boletus con el pan con semillas de amapolas y la burger egg, con queso cheddar, cebolla frita, tomate, bacon crujiente, salsa de la casa y huevo a la plancha.
Dirección: Plaza San Francisco, 3
San Güich
En el San Güich practican el noble arte del bocadillo gourmet, relleno de la carne y la verdura que ellos mismos seleccionan con mimo.
Ofrecen bocadillos fríos y calientes hechos con buena materia prima e imaginación. Los que más triunfan son delicatessen como el croque monsieur con jamón braseado, huevo frito y bechamel de gorgonzola gratinada, la baguette de 5 cereales con mortadela IGP de pistacho, tomate deshidratado, rúcula y queso camembert, el bocadillo en pan de queso con pavo a la plancha, salsa de yogurt y eneldo y queso quark o el bocata de albóndigas, un clásico italiano que se sirve con provolone dulce gratinado.
Dirección: Plaza San Francisco, 12
Mott
El antiguo bar La Parada ha pasado a convertirse en el Mott, un nuevo restaurante con maneras desenfadadas y fondo suculento. Directo a la casilla de “nuevos bares de la zona de la Universidad”. Espacio abierto a todos. Sin moderneces gratuitas (cerámica, madera y buenos ventanales; un interiorismo acorde que no busca protagonismo) pero con un servicio ágil y acogedor. Gente sencilla y con talento/pasión en su perfil más popular. Por 15 euros comes muy bien.
Mott es uno de los locales de la ciudad dedicados en cuerpo y alma a convertir la hamburguesa en un alimento de calidad, saludable y, sobre todo, delicioso. Tienen una gran variedad de hamburguesas de creación propia, que, siempre que es posible, se adaptan a los gustos del cliente.
No os perdáis la American Way, con hamburguesa de ternera de La Finca a la parrilla, lechuga, pepinillo, tomate seco en aceite, queso cheddar, tiras de cebolla crujiente a la pimienta y salsa Mott.
Dirección: Plaza de San Francisco , 11
Pizzería Leone
El triunfo mundial de la cocina italiana tiene un componente sentimental: autenticidad, producto, tradición. Y Leone es un ejemplo redondo. Han seguido obsesivamente los requisitos de la DO-horno de leña, tiempo de cocción, harinas biológicas y tomate italiano- y el resultado es una pizza superlativa.
Han conseguido una pizza fermentada durante 24 horas, de masa compacta y ligera de la cual te comerías hasta la sombra.
Aparte de las recetas clásicas (la Margarita, la Napolitana, la Cinco Quesos o la Bismark), tienen un apartado de invenciones propias: la Leone es un delirio de producto, frescura y sabor.
Dirección: Plaza San Francisco, 12
La Rinconada de Lorenzo
Zaragoza tiene la riqueza de disponer de algunos lugares que mejoran con el paso de los años. Muchas veces olvidados, algunos tienen, además, el plus de haberse modernizado sin excesos, para ponerse al día con la exigencia de calidad y buenos productos que pide la clientela. Uno de estos casos es La Rinconada de Lorenzo de la calle La Salle.
Quien quiera comer un ternasco de Aragón asado al horno como Dios manda, éste es el sitio.
Preparan muchas otras cosas, todas buenísimas, pero algunos recordamos con especial veneración los entrantes: croquetas, madejas, garbanzos estofados o borrajas… Y unas migas con longaniza y uvas que todavía retenemos en las papilas gustativas.
Dirección: Calle La Salle, 3, junto a la Plaza San Francisco
Restaurante Baobab
Situado al lado de la Universidad en Zaragoza, el Baobab es un buen restaurante vegetariano con una extensa carta y mucho trabajo detrás de cada plato, en el que no echarás en falta la carne, lo que supone una delicia para los acompañantes carnívoros.
Evitan la cocina vegetariana de batalla del tipo tofu rebozado; cada mediodía encontraréis un menú con platos creativos, sabrosos y nutritivos.
Sus atractivas propuestas demuestran que la cocina vegetariana, además de saludable, puede ser deliciosa.
Entre las especialidades de la casa, el milhojas de berenjenas, un delicioso plato con laminas de berenjenas rebozadas con setas a la crema sobre salsa de tomate y queso Edam, la burrata con verduras asadas, cebolla caramelizada, salsa pesto y coulis de tomate o el “megacanelón” de setas, foie vegano y bechamel trufada.
Dirección: Calle Arzobispo Apaolaza, 10
La Bodega de Chema
Desde 1972 la Bodega de Chema le ofrece toda la tradición de la cocina aragonesa con la destacada especialidad de la casa, el cabrito asado con patatas. Juega en la liga de esos restaurantes tradicionales, honestos, sin más pretensiones que conseguir que pases un rato animado.
Es uno de esos lugares del pasado en medio de la ciudad que parece mentira que hayan sobrevivido a los envites del progreso. La Bodega de Chema es un local familiar y para grandes mesas y eso genera un trasiego quizás perturbador los fines de semana pero aquí hay mucha honestidad, diligencia y un esmerado saber hacer que merece elogio.
Dirección: Calle de Félix Latassa, 34
Restaurante El Chalet
El Chalet es tan chulo que a veces te hace pensar que estuvieses en un decorado, con su carta escueta pero cuidada y la propia estructura del local, en una casita de dos plantas con una terraza y un patio interior que no tienen rival.
El Chalet apuesta por una cocina tradicional de autor elaborada con productos de temporada, próximos y de calidad. El restaurante ofrece una cocina imaginativa que toma los productos de Aragón como referencia para sus interpretaciones.
Cabe destacar, en particular, el steak tartar, el bonito marinado y la brandada de bacalao con berenjena y pilpil de romesco. Espléndida bodega para acompañar.
Dirección: Calle Santa Teresa 25
Laurel Spiritual
El Laurel Spiritual es un local situado en la Plaza San Francisco, en la zona de la Universidad, donde se puede acudir a tomar cafés, tés, algo de bollería…
Y si el hambre aprieta, sirven ensaladas, sándwiches y bocadillos de gran calidad y muy originales, desde el clásico bocadillo de jamón con tomate a la parrillada de verduras con queso brie. Todos ellos en pan de chapata o pan de semilla.
Respecto a las ensaladas, destaca la variedad. Un lugar privilegiado ocupa la ensalada césar con lechuga, pollo crujiente, picatostes, queso parmesano en polvo y la salsa que da nombre a este plato.
También tienen refrescantes zumos de todo tipo de frutas y una selección de batidos para chuparse los dedos.
Dirección: Plaza San Francisco, 2
Nevada
El Nevada es una bocatería histórica de Zaragoza, situada en la zona universitaria, en la esquina de Fernando el Católico y la Plaza San Francisco.
Empezó como una heladería hace más de 60 años, pero la influencia de los soldados americanos de la base aérea hizo pronto su efecto y, por petición de estos, comenzaron a servir hamburguesas.
De hecho, fue uno de los primeros locales de España en servir hamburguesas.
Nevada todavía mantiene la esencia y el sabor de aquellos años, solo que con más propuestas y en un local modernizado. Su producto estrella, al igual que sus recetas tradicionales, no ha cambiado.
Es la hamburguesa completa, compuesta de carne, beicon, queso edam, tomate frito casero, mostaza al estragón y cebolla.
Dirección: Plaza San Francisco, 11
Cervecería Beerland
Cuando se trata de llevar el bocata un paso más allá del pepito de lomo, el de bacon o la hamburguesa, el primero que se apunta es el Beerland, que prepara unas versiones tan sabrosas como generosas, esa clase de bocadillos que no sabes por dónde atacar para no pringarte la barba hipster, de los que necesitan unas cuantas servilletas porque la salsa está deliciosa pero se desborda.
Entre las especialidades de la casa, el solomillo con foie y salsa de Oporto, los mejillones hechos al vapor de cerveza belga con sal y pimienta molida, el codillo con chucrut, los aperitivos de kartoffeln, el surtido de salchichas o las patatas Beerland (patatas rosti con ralladura de patata y cebolla).
Conceptos sencillos, pero llevados a cabo con talento y personalidad.
Sus camareros son muy amables y conocen muy bien su producto.
Dirección: Plaza San Francisco, 17
Restaurante Txalupa
Txalupa es un restaurante con más de 24 años de trayectoria. Sus propietarios Chus Escamilla al frente de los fogones, junto a Daniel Román. Javier Vila, junto a su hija Laura Vila en sala, han conseguido con su constancia y buen hacer que este restaurante sea un punto de referencia en la ciudad.
Parece mentira lo fácil que es dejar contentos a los comensales con pequeños detalles y, sobre todo, una cocina auténtica y hecha con pasión. Es lo que se respira en este establecimiento con una única pretensión: la de querer gustar.
El restaurante ofrece una amplia carta, elaborada con productos de temporada, la cual se cambia varias veces al año y también de un menú degustación que consta de tres entrantes individualizados, un plato principal y postre.
Dispone de dos comedores y un reservado, equipados con unas cómodas sillas para unas mesas bien distribuidas, a una distancia prudencial para que los comensales no se molesten, una buena iluminación y un excelente servicio.
Entre las especialidades de la casa, el arroz cremoso de hongos con magret de pato y crujiente de jamón, la crema de marisco con bogavante, el ternasco a baja temperatura o el rapé con puntillas y crujiente de arroz.
Dirección: Paseo Fernando el Católico 62