A diferencia de otras ciudades europeas, Zaragoza es un auténtico collage de estilos arquitectónicos. De ahí que ante tal engranaje destaquen edificaciones de lo más variopintas correspondientes a diferentes períodos históricos.
Puede que la arquitectura zaragozana no tenga la fama de otras capitales, pero no tiene por qué envidiarlas demasiado. La capital maña cuenta con varios edificios únicos, grandes representantes de la belleza arquitectónica de otro tiempo y que, por suerte, abren de vez en cuando sus puertas para desvelar sus secretos.