Inaugurado y bendecido el 2 de julio de 1834, el Cementerio de Torrero es un monumento de casi dos siglos de historia. Desde sus modestos 41.924 metros cuadrados originales, ha crecido hasta abarcar 519.015 metros cuadrados en la actualidad. En sus extensos terrenos descansan las almas de tantas personas como habitantes tiene hoy la capital aragonesa, alrededor de 700.000.
Este camposanto, el equipamiento más grande del que dispone el Ayuntamiento de Zaragoza, cuenta con una impresionante infraestructura: 147 panteones, 110.845 nichos, 7.781 columbarios, 1.084 capillas y 19.408 sepulturas. Cada año acoge miles de entierros. Solo en 2023 se hicieron 3.781 cremaciones y 2.166 inhumaciones.
El origen del Cementerio de Torrero se remonta a principios del siglo XIX, en un contexto de creciente preocupación por la higiene y la salud pública. En 1813, las Cortes Generales dispusieron que todas las ciudades debían de contar con una necrópolis separada de la ciudad para evitar los enterramientos dentro de las urbes. En Zaragoza se construyó primero el cementerio de La Cartuja (1791) y dos décadas más tarde, el de Torrero.
El Cementerio de Torrero está repleto de rincones bucólicos, algunos de ellos olvidados, donde el silencio y la paz dibujan otra mirada de la vida. Recorrerlo permite dar un interesante y emotivo paseo, rodeado de arte funerario y lleno de anécdotas históricas, de la mano de los antepasados de la ciudad.
Merece la pena caminar por las solitarias calles flanqueadas por filas de nichos dispuestos en pisos, donde yacen una familia al lado de otra, como mudos y silenciosos vecinos.
Desde que se inauguró en 1834, el Cementerio de Torrero ha sido el lugar escogido por gran parte de los zaragozanos para descansar en la vida eterna. La diversidad de gente enterrada y de tipologías de entierro es sorprendente, y un reflejo de la ciudad.
Hay filas de nichos y tumbas sencillas, entierros en la tierra y espacio para las cenizas. Y también arcos-cuevas, panteones y un montón de torres funerarias monumentales, de estilo neogótico, neoclásico y modernista, donde descansan familias burguesas con nombres conocidos.
Entre los ilustres enterrados está Joaquín Costa, el mayor representante del movimiento intelectual conocido como regeneracionismo, los catedráticos Bruno Solano y Cosme Blasco y Val, el empresario Basilio Paraiso, el periodista Mariano de Cavia, el diplomático Ángel Sanz Briz, el tenor Miguel Fleta o la pianista Pilar Bayona.
Cerca de la entrada principal se encuentra el Cementerio Alemán. Tiene alrededor de 60 lápidas de familias con ascendencia alemana. Se inauguró oficialmente el 6 de noviembre de 1941, y esconde algunos secretos como la existencia de una tumba con fecha de 1863 (74 años antes de la inauguración del propio cementerio), o que en su día estuviera dividido en dos zonas, católica y protestante.
La historia de la emigración alemana en Zaragoza es una de las grandes olvidadas. Los alemanes del Camerún se hicieron muy populares en la España de principios del siglo XX. Formaban un grupo de refugiados procedentes de la colonia germana de Camerún, que fue invadida por los ejércitos aliados durante la I Guerra Mundial.
Unos 800 alemanes huyeron a la Guinea Española y fueron trasladados a la Península en mayo de 1916. la mayoría, cerca de 400, se instaló en Zaragoza. Esta comunidad alemana se integró rápidamente y dejó huellas en la ciudad que llegan hasta nuestros días, como el famoso Tinte de los Alemanes, la fábrica de cervezas La Zaragozana o el Colegio Alemán. En el Cementerio Alemán también hay enterrados militares de la Legión Cóndor caídos en combate en Aragón durante la Guerra Civil.
El Cementerio Musulmán, situado en un extremo de las instalaciones municipales de Torrero, ocupa una extensión de 12.000 metros cuadrados. Originalmente, este recinto fue utilizado para enterrar a los combatientes musulmanes marroquíes fallecidos en Zaragoza durante la Guerra Civil. En la actualidad, sirve como lugar de reposo para los ciudadanos que profesan la fe islámica
El Cementerio de Torrero destaca, igualmente, por su valor sociocultural. Todos los años, explican desde el Ayuntamiento, se hacen numerosas actividades de dinamización. De hecho, en 2023 pasaron por las instalaciones 187 centros educativos, y este año van ya 259 sesiones didácticas con alumnos desde 2º de primaria a 2º de bachillerato.