En mayo de 1968 el alcalde de Zaragoza Cesáreo Alierta encargó a Juan de Ávalos en nombre del Ayuntamiento el proyecto de una escultura conmemorativa del Rey Fernando el Católico.
Era su primera obra para Zaragoza, aunque contaba con los precedentes en Aragón del túmulo a los Amantes de Teruel (1955) y del monumento al padre Polanco (1953).
El artista gozó de una libertad total para idear y abordar la obra. En 1968, con los primeros bocetos y documentos gráficos proyectados por Ávalos, el Ayuntamiento anunció que la escultura sería de bronce y representaría al monarca con el manto real, portando una espada sobre su pecho, mediría cuatro metros y medio de altura y pesaría dos mil kilos.
En los primeros meses de 1969 tenía terminada la obra a escala real, y en junio se acometió la fundición en Madrid.
El monumento fue inaugurado con la presencia de las máximas autoridades locales el 15 de octubre de 1969, coincidiendo con la conmemoración del V Centenario del matrimonio de los Reyes Católicos.
En el interior de la Casa Consistorial se encuentra una réplica a menor tamaño de la estatua.
Fernando II de Aragón, conocido como El Católico, fue uno de los hombres más poderosos de su época, poniendo las bases de la futura unión de los reinos peninsulares bajo una misma corona. Fue rey de Aragón entre 1479-1516), de Castilla, tras su matrimonio con Isabel (1474-1504), de Sicilia (1468-1516), de Nápoles (1504-1516), de Cerdeña (1479-1516) y de Navarra entre 1512-1515).
También fue regente de Castilla entre 1507 y 1516, a causa de la inhabilitación de su hija Juana I. Junto a Isabel de Castilla, conquistó el Reino de Granada, y también el de Navarra. Además, durante su reinado se descubrió en 1492 el Nuevo Mundo.
Dirección: En el centro de la Plaza de San Francisco, Zaragoza